1. De hombre simplón a hembrón de fantasía (Segunda parte)


    Fecha: 24/03/2022, Categorías: Fantasías Eróticas Autor: JoseRelatos, Fuente: CuentoRelatos

    ... no pude evitar comenzar a gemir. Eso ánimo más al viejo quien comenzó a pellizcar mi clítoris, mientras metía su lengua dentro de mi.
    
    Él era mucho mejor que yo en eso. Cuando me masturbaba nunca sentí tal placer. Toda la bodega se inundó de mis gemidos, era algo escandalosa. Me sentía en el paraíso.
    
    El orgasmo era inminente, pero entonces se detuvo abruptamente y se puso de pie.
    
    - ¡Eh! ¿Qué pasó? - pregunte decepcionada por no poder llegar a mi orgasmo.
    
    El viejo sabía lo que hacía, yo me quedé mirando atenta sus movimientos. Fue hacia un cajón y sacó un condón. Ahora entendía todo, ese hombre me dejó rozando el clímax para hacerme perder la cabeza y aumentar sus posibilidades de coger conmigo.
    
    Lentamente abrió el preservativo y luego lo deslizó por su verga. Sin decir nada se acercó hacia mí.
    
    - No... no podemos. - dije con la voz temblorosa.
    
    Me agarró de los tobillos y me hizo alzar y separar las piernas. Comenzó a frotar su pene contra mi vagina.
    
    - Lo deseas... tienes la conchita mojada y ardiendo. Deja de negarte y entrégate al placer. - acomodo su pene contra la entrada de mi vagina.
    
    No podía ser, yo era un hombre. Totalmente hetero, no podía ser que deseara tener sexo con un viejo, era imposible. Mi cuerpo no me respondía, estaba totalmente paralizada.
    
    El viejo sonrió ya no veía oposición de mi parte. Me agarro más fuerte los tobillos, ya su glande empujaba contra mi vagina. Cerré mis ojos esperando la inminente penetración, mi hombría estaba ...
    ... a punto de ser arrebatada.
    
    - ¡Aquí voy rei...! - su voz fue interrumpida por un constante golpe en la puerta. Él giró abruptamente hacia la puerta y gritó.
    
    - ¡¿Qué mierda pasa, Luis?! - grito hacia el empleado. Yo abrí los ojos y miraba como el hombre me mantenía sujeta desde los tobillos.
    
    - ¡Señor, el auto de su mujer. Ya llegó! - el empleado intentaba explicar. Era evidente que el viejo había dado la instrucción de avisar si llegaba su esposa.
    
    - ¡Maldición! - rápidamente soltó mis tobillos y se quitó el preservativo. Su pene se ablando de manera veloz.
    
    Yo seguía desnuda, abierta de piernas y con la concha ardiendo.
    
    - Mierda... justo se le ocurre venir hoy. - el viejo seguía refunfuñando, mientras se ponía los pantalones.
    
    - Rápido, vístete también. - ahí reaccioné y me puse de pie para colocarme la tanga que estaba en el piso y luego el top y pantalones.
    
    - Sé que te gustó, por favor reunámonos otra vez para continuar esto- decía el frustrado hombre. Se le escapó la posibilidad de poseer mi cuerpo.
    
    Me puse mis nuevas zapatillas. Saque los tacones y las sandalias de las cajas para poder llevarlos más fácilmente. Me entregó una tarjeta con su número.
    
    - Llámame cuando quieras seguir nuestra aventura... prometo que te regalare un par de zapatos hermosos.
    
    - Adiós. - dije escuetamente. Tenía vergüenza de verlo a la cara. Me recomendó salir por una puerta de emergencia, así pude huir sin ser vista por su esposa.
    
    Camine hacia mi casa, lo único que ...
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