1. Tres envites


    Fecha: 25/03/2022, Categorías: Infidelidad Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... pasión hasta límites incontrolables.
    
    — Ven...vamos a la cama....
    
    Nos tendimos en ella. Me volviste a besar. Largamente. Recorriendo mis labios con los tuyos, con tu lengua. Retorciéndola. Humedeciendo mi boca con tu sabor.
    
    Coloqué mi cabeza entre tus rodillas flexionadas. Besé tus muslos mientras mis manos acariciaron los laterales de tus pantorrillas, y fueron subiendo por tus piernas, hasta ir acercándose a tu sexo. Con mis dedos, abrí el acceso a tus jardines deliciosos. Al roce de mis labios, de mi lengua, de la yema de mis dedos, tu piel se electrizaba. Te estremecías. Y tus estremecimientos me encendían más. Metí aún más mi cabeza entre tus muslos y dejé que mis besos se perdiesen allí. Encendiéndote y encendiéndome. Notaba en mi rostro el calor de tu sexo. Tu deseo se hacía patente en aquellas contracciones pelvianas, que parecían pedirme a gritos que dejase ya de merodear por el interior de tus muslos y por tu pubis, y llegase ya de una puñetera vez al contacto con tu sexo. Acerqué mis labios a tu coño. Húmedo. Palpitante. Depilado, pero conservando unos pequeños pelitos en su parte alta, que lo hacían encantador. Mis dedos rozaron sus bordes empapados, y los separaron despacio, para facilitar que mis labios se posasen. Rocé tus labios vaginales con mi boca. Besé y besé suavemente, haciéndote vibrar. Y cuando tus jadeos y tus grititos me indicaron que estabas totalmente poseída de deseo, busqué tu clítoris. Lo besé y lo acaricié con mi lengua. ¡Estabas tan ...
    ... deliciosamente húmeda! Jugué con él, lamiéndolo, besándolo, succionándolo con mis labios. Me cogiste la cabeza con tus manos y la apretaste con fuerza contra tu coño. Suspirabas. Jadeabas. Gritabas.
    
    —¡¡Más!! ... ¡¡Más!! ... ¡¡Más!!....¡¡Cómeme toda!!
    
    Tus gritos me encendieron. Estabas muy mojada. Me detuve un momento a contemplar la soberbia grieta que tu sexo marcaba entre tus muslos. Te besé en el coño de nuevo. Te volviste a estremecer. Lo abrí un poco más con mis dedos, hundí mi rostro en él y sentí tu sabor en mi boca. Me perdí en besos por tu sexo inundado. Dejé que mi lengua, mi boca entera, se fundieran con él. Mis manos te rodeaban el culo, apretando tus nalgas contra mi. Tú comprimías mi cabeza con fuerza y tu pelvis se estrujaba contra mi cara, en una loca vorágine de espasmos y movimientos desenfrenados. Me di cuenta de que estabas a punto de correrte, pero no quería que este orgasmo fuese así. En un controlado esfuerzo de voluntad, salí de tu sexo ansioso. Disminuí la intensidad de mis caricias, transformándolas en delicados besos sobre tu pubis, sobre tu vientre. Fui subiendo por él, deslizando también mi cuerpo por el tuyo. Besé tus pechos.
    
    —Nunca pudimos pensar que íbamos a terminar follando— susurraste...
    
    —No vamos a follar, brujita.....
    
    Noté un respingo en ti cuando me escuchaste eso. Lo dije mientras besaba y besaba tus pechos.
    
    —Lo que vamos a hacer tú y yo no va ser follar, va a ser mucho más ...
    
    Me vinieron a la cabeza tantos y tantos ...
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