-
Ella: Viaje a Andorra
Fecha: 28/03/2022, Categorías: Primera Vez Autor: Hansberville, Fuente: CuentoRelatos
... hablando y riendo. Después de tres cervezas cada uno, a mí me empezaba a pasar factura: -Oye, ¿no estarás intentando emborracharme para algo? –pregunté yo con los ojos entornados. -¿Yo? ¿Para qué iba a hacer tal cosa? –contestó el médico bastante sobrado mientras sostenía un botellín de cerveza con los dedos. -No sé para aprovecharte de mi o algo. -Vamos guapa, ¿no te querrás aprovechar tú de mí? –dijo esto con un voz grave y mirada inquisidora. -¿Yooo? –el alcohol hacía que hablase en un tono más alto del habitual –¿por qué? Porque estás buenísimo. –Dije con una sinceridad delatora. -Ya sé que tú y tu amiga me espiáis desde tu habitación. Menuda dos estáis hechas. -¿Te has dado cuenta? –dije algo sorprendida. -Todavía os falta experiencia a la hora de marcar a vuestra presa sin ser vistas… –comentó Marcos con cierta suficiencia. Encendió un cigarro y tras darle una calada me lo pasó. -Y qué pasa, ¿qué no te gusta? –pregunté de manera inocente mientras inspiraba fuerte el humo del Chester. -Sí, sobretodo me gustas tú. Más que tu amiga. –Me dijo al tiempo que me quitaba el cigarro y lo apoyaba en un cenicero cuadrado de alabastro blanco. Me ruboricé al instante: -Tú también me gustas –le dije notando como un calor interior se apoderaba de mi cuerpo. Mis pezones se endurecieron y noté como mi clítoris comenzaba a latir. Los dos nos mirábamos fijamente, Marcos se lanzó a besarme. Lo hacía de maravilla, nada que ver con los besos de los ...
... chicos de mi edad. Me acariciaba las piernas sin dejar de besarme. Trataba de abarcarlo con mis brazos. Estábamos totalmente pegados y empecé a notar que el paquete de él crecía en su entrepierna y en la mía la vulva me ardía y latía como no lo había sentido nunca. El médico me tumbó en el sofá y fue subiendo la mano por mis piernas cada vez más arriba. Al llevar la minifalda me sentía toda expuesta. Con él encima se me hacía imposible zafarme así que decidí entregarme a la situación. Noté las manos de él llegar hasta las bragas que para entonces ya tenían que estar tan mojadas como mi coño. Hizo presión y gemí con los ojos cerrados y embriagadas por el aroma de su colonia. De repente paró, nos incorporamos y Marcos se quitó la camiseta dejando a la vista su musculatura. Era una maravilla. Yo hice lo mismo y me quité la camiseta quedándome solo con el sujetador. Me daba un poco de vergüenza. Estaba ante un tío bastante mayor que yo, casado y que tenía un cuerpo de escándalo. Y yo con un sujetador blanco “princesa” con una pequeña rosa bordada entre las dos copas que sujetaban dos pechos duros de jovencita recién desarrollada. Me sentía excitadísima pero no sabía bien como actuar y sobretodo temía no saber hacerlo. Marcos recorrió con besos todo mi cuerpo, desde el cuello hasta mi ombligo para luego morderme los pezones a través de la tela del sujetador. Éstos se me pusieron duros como piedras. Se retorcían sobre sí mismos de manera casi dolorosa. Pasando la mano derecha ...