1. Fóllame cariño, métemela hasta el fondo


    Fecha: 28/03/2022, Categorías: Infidelidad Autor: Lara, Fuente: CuentoRelatos

    ... sienta a mi lado y me saluda con un simple. “Hola, ¿cómo estás?”, es la primera vez que hablamos, tiene una voz dulce, el olor de su perfume me embriaga, lleva un pantalón corto y una camiseta, una carpeta azul y un paraguas porque anunciaban fuertes lluvias para hoy, en trayecto no paramos de hablar, tiene 22 años, estudia periodismo por las mañanas y trabaja de becario por las tardes, llega su parada y con una amplia sonrisa me despido, él se me queda mirando, me sonríe y se despide con un hasta luego.
    
    Hasta luego, esas dos palabras más su sonrisa me persiguen todo el día, mirando como una colegiala las manillas del reloj solo pensando en la hora de salir del trabajo y volver a casa y… ya es la hora, ya son las siete y salgo corriendo para no perder el autobús, sonriendo casi riendo como una niña tonta, hace calor, pero el cielo tiene un color plomizo, ha estado llovido todo el día y ahora parece que va a descargar bastante agua, las primeras gotas empiezan a caer cuando me doy cuenta del olvido del paraguas en la oficina, me niego a volver y empiezo a correr hasta la parada del autobús para resguardarme de las primeras gotas que mojan mi blusa blanca y mi falda verde oscura, una falda corta por encima de las rodillas.
    
    Ya en el autobús son solo dos paradas y pongo mi bolso en el asiento de al lado como guardando el sitio y cuando le veo entrar no sé por qué me levanto y le llamo para que se acercara, su mirada se clavó en mí desde un principio como extrañado, pero ...
    ... enseguida la conversación fluyo y mi pequeño desliz de un deseo se ocultó tras las primeras palabras.
    
    Fuera, cada vez llueve más y con más intensidad, parece que se ha hecho de noche en un momento, la gente corre a resguardarse de la lluvia y pienso en alto como voy a llegar a casa de empapada, Luis que así se llama mi joven admirador me ofrece su paraguas, es más me ofrece acompañarme y no lo puedo permitir, pero está convencido de ello, llega su parada y no baja, llega la mía y los dos salimos al amparo de su paraguas.
    
    Un paraguas demasiado pequeño para los dos, un paraguas que para no mojarnos teníamos que estar muy juntos, tanto que paso su mano por encima de mi cuello para que no me mojase, un paraguas tan pequeño que le tuve que abrazar y apoyar mi cabeza sobre su pecho para no mojarnos, al principio nuestro andar era rápido, de mi casa a la parada tan solo había tres calles, pero llovía con tanta intensidad que sus esfuerzos por que no me mojara fueron en balde, en la segunda calle ya íbamos calados hasta los huesos y empezamos a pasear riéndonos ante aquel torrente de agua.
    
    Ya solo tenía que cruzar la calle para entrar en el portal de mi casa, pero algo nos impedía separarnos, a la vez que nos acercábamos más al portal, más despacio íbamos y antes de llegar a mi casa, justo antes, casi frente a mi portal hay un pequeño callejón estrecho y oscuro con una pequeña cornisa y allí me pare con él para despedirme con un beso en la mejilla hasta el lunes, Luis se dio la ...