La pasión no muere
Fecha: 29/03/2022,
Categorías:
Erotismo y Amor
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... esposa.
Sus labios rosados, con un poco de brillo labial haciéndolos más sugerentes. Sus pómulos delicados que se curvaban cuando sonreía. Las pestañas negras tupidas y rizadas. Y esos preciosos ojos color chocolate que justo ahora parecían pura miel.
–Hola... –le dijo ella con voz baja, cuando él se detuvo frente a ella. Sus largas piernas estaban flexionadas en el descansillo de la escalera, y su cuerpo estaba descansando en sus codos.
–Hola, preciosa –le susurró él, acercándose a sus labios peligrosamente.
–¿Cómo te fue? –Mientras cuestionaba, posó sus finos dedos en su pecho y dibujó cosas en él, despertándolo.
–Bien –acarició con su nariz el rostro de ella, sus mejillas, su nariz, sus labios–, pero ahora estoy mejor –y presionó sus labios gruesos sobre los suyos, deleitándose de la sensación.
–Me parece muy bien –sonrió ella cuando se alejó, y la misma mano de finos dedos que estaba en su pecho se deslizó hasta su cuello.
Él se detuvo un momento para inhalar su esencia, complaciéndose del olor. Besó dulcemente su hombro y luego el cuello blanquecino, de donde pendía una fina cadena con una perla rosada.
–Te ves preciosa así.
–Me alegra que te guste –le susurró en el oído, erizándole la piel–, pretendía sorprenderte.
–Y lo has logrado –besó y jaló el lóbulo de su oreja–, me ha fascinado encontrarte de esta manera –ella no se quedó atrás y comenzó a mordisquear el cuello bronceado de su esposo.
–Es sólo algo diferente –le dijo ella, ...
... mientras acariciaba con su aliento el cuello de él.
–Demasiado sensual, mi amor –el joven esposo cerró los ojos deleitándose de los labios en su cuello, y recorrió lentamente su mano sobre su pierna.
Se hincó suavemente en el descansillo de las escaleras, notando que su esposa había pensado en todo para tener una noche de pasión con él en medio de aquel lugar más reducido. Situación que le arrebató el aliento de deseo. El suelo estaba cubierto de una colcha amortiguando la dura duela. Sonrió imperceptiblemente y continuó recorriendo con sus manos el camino de sus piernas que tan bien conocía.
–¿Cómo me harás el amor hoy, mh? –Su mujer succionó su piel, y rodeó su cadera con sus piernas, acercándolo a ella, haciéndole sentir que solamente los separaba la fina lencería que ella llevaba puesta y los bóxers que él portaba.
–Tengo dos cosas en mente –sujetó su cintura fieramente y le susurró al oído las dos posiciones que más le interesaban, obteniendo de su esposa una risita.
–Ambas me parecen atractivas –la mujer se incorporó y se abrazó a él. Se acercó a su oído y le balbuceó–: Quítame todo y hazme tuya..., toda la noche.
El muchacho no pudo tener mayor aliciente que eso. Desabotonó su propia camisa, en el cuerpo de su esposa, atrapando sus labios en forma sensual. Ella le respondió entreabriendo sus labios para que introdujera su lengua tibia en su boca. Le sacó la camisa, deslizándola por los hombros, resbalando también sus labios cubriendo la piel de su cuello ...