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Nuevo hogar, nuevas experiencias
Fecha: 30/03/2022, Categorías: Intercambios Autor: Murod, Fuente: CuentoRelatos
... normal que a donde sea que vayamos, robe la atención de los hombres de todas las edades y en ocasiones hasta de algunas mujeres. Anna es bellísima, sin lugar a duda, pero frente a mí, tenía una mujer espectacular con una belleza natural que pocas veces había tenido el placer de ver en persona. Sus tetas eran grandes y firmes. El color rosado de sus pezones contrastaba con su piel blanca y fina como la porcelana. Las curvas de sus caderas eran prominentes dejando adivinar un pedazo de culo exquisito. Pude ver que estaba totalmente depilada del coño aunque no pude su sexo con detalle y dos tatuajes, que parecían ser finas líneas de algún texto, uno a la altura de las costillas y el otro en una de sus piernas por debajo de la pelvis, terminaban de decorar un cuerpo que podía afirmar bajo juramento que era perfecto. Nunca había visto una persona emanar tanta sensualidad como aquella rubia que estaba frente a mis ojos. Sentí como mi verga dio un saltito del pantalón confirmando que esa pequeña secuencia que acababa de presenciar comenzaba a tener un efecto muy excitante dentro de mí. La habitación, nuestra habitación, se encendió repentinamente y al igual que había sucedido conmigo hace unos momentos, los ojos de la rubia fueron atraídos directamente hacia la luz al instante. Nuestras miradas se cruzaron por un instante antes de darme vuelta tan rápido como pude. Anna estaba de pie, mirándome fijamente en el umbral de la habitación. ﹘ ¿Estás bien? Tenemos ya un rato ...
... esperando en el auto y tu hija princesa comienza a transformarse en un ogro hambriento. Tragué una gran cantidad de saliva; no me había dado cuenta que lleva un tiempo conteniendo la respiración. Miré nuevamente hacia donde estaba la rubia, seguía ahí de pie mirándome fijamente como yo lo había estado haciendo hace un momento. Por un segundo creí que comenzaría a gritar por haber descubierto a un fisgón que la espiaba desde las penumbras. Pero en lugar de eso me dedicó una sonrisa burlona y se quedó ahí sin hacer ningún intento por cubrir su desnudez. Reaccioné y dije lo primero que se me vino a la mente. ―Parece que está atascada y no puedo cerrarla ― hice la mejor impresión que pude de estar peleando con la puerta y tras un esfuerzo sobrehumano al fin conseguí cerrarla ― Uff ya está, mañana la arregló ahora si vamos a comer. No me atreví a mirar de nuevo por temor a ser descubierto. Tampoco es que a Anna le hubiera molestado, es más, estoy seguro que ella también habría querido dar un vistazo. Pero en ese momento me sentía extraño, sumamente excitado y con ganas de ver más. Salimos a cenar y regresamos a casa después de un rato. En ese periodo no pude sacarme a la rubia de la cabeza. Camila se despidió y antes de cerrar la puerta de su habitación (ella eligió la que se encuentra en la planta inferior) nos pidió que no hiciéramos mucho ruido si decidíamos pasar un rato íntimo. Suelen ser un poco ruidosos y también necesito descansar, dijo al mismo tiempo que se encerraba ...