1. El polígrafo sexual


    Fecha: 11/04/2022, Categorías: Fantasías Eróticas Autor: NoeliaMedina, Fuente: CuentoRelatos

    Lara no había tenido una buena noche. Hacía bastante tiempo que no recordaba dormir más de dos horas seguidas, pero aquella en concreto había estado desvelada desde las tres de la madrugada sin una razón aparente. Ni la lluvia que golpeaba su cristal había conseguido relajarla. Así que encontrarse con Daniel nada más salir del vestuario solo acrecentó el mal humor que ya traía de casa.
    
    Pasó por su lado fingiendo no haberlo visto y él actuó del mismo modo mientras se internaban en la sala de descanso para hacerse con el primer café de la mañana.
    
    Lo cierto es que no tenía ningún motivo para sentir ese hastío hacia su compañero, pero su mera presencia le hacía notar ese tipo de emoción, mezcla entre aversión e indiferencia, donde el resultado siempre era el mismo: necesidad de alejarse.
    
    Era un policía que había conseguido sacarse la oposición hacía ya muchos años. Un idealista ignorante que pensaba que siendo agente de la ley ayudaría a los más débiles. Pero desde que entró en el cuerpo, se había dado cuenta de que realmente estaban al servicio de los intereses políticos sin importar, en realidad, las injusticias y desigualdades sociales. Adicto al gimnasio, espacio donde a diario descargaba toda su frustración, era a la vez objeto de las miradas de sus compañeros que lo veían como un vigoréxico sin sentimientos.
    
    Tampoco es que intentara disimularlo. Llegaba, entrenaba, se cambiaba y al puesto que le encomendaran. Normalmente, su compañero de ruta era el que ...
    ... llegaba nuevo —ningún agente con más de un año de experiencia en la comisaría aceptaba pasar tanto tiempo con él y encerrados en un mismo espacio—. Y, para su suerte, pocas veces le había tocado con la agente Lara Martínez. Mejor, no la soportaba. Tan agradable, tan servicial para todos, tan entusiasta y tan guerrera. Tan, tan, tan que le asqueaba. Siempre discutiendo con el que dejara escapar cualquier broma sobre la porra que llevaba en el cinturón o la duda permanente de si estaba capacitada como policía por ser mujer. Daniel sabía de sobra que lo estaba, mucho más que la mayoría de sus compañeros. Podía comprobarlo cada mañana, o al final de alguna jornada, en el gimnasio en el que pocos se tomaban la molestia de entrenar, pero donde siempre podías encontrarla.
    
    Aquella mañana, no obstante, el destino, o el cabrón de su superior, decidió que todo se daría la vuelta y que ambos compartirían tiempo y espacio.
    
    —Martínez y Garrido, a mi despacho —les ordenó López.
    
    Aquella frase sonó como un estruendo en la cabeza de Daniel, cosa que propició que, sin pensar y en un tono de voz más alto de lo que hubiera querido, dijera:
    
    —Vamos, no me jodas.
    
    —¿Ha dicho algo, Garrido?
    
    —Nada, nada. Lo que usted mande —respondió el policía mientras lo maldecía de manera explícita para sus adentros.
    
    «Maldito hijo de puta. Qué coño querrá este ahora…».
    
    Lara, por su parte, le obsequió con una mirada de desprecio en el momento antes de volver el cuello hacia su jefe y asentir con la ...
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