El adiós de mi mujer
Fecha: 24/04/2022,
Categorías:
Transexuales
Autor: Nayeli, Fuente: CuentoRelatos
Me levanta como muñeca de trapo y me pone en cuatro sobre la cama. Con toda su fuerza y grandes manos me apresa de la cintura, con movimientos de frenesí lleva mis caderas hacia su pelvis y después me aleja de él.
Ya tenemos más de treinta minutos haciendo el amor y yo cada vez me siento mejor. Quiero más y se lo hago saber con mis movimientos y pujidos. Han pasado ya unos quince minutos en que he dejado de reprimir mi voz, el proceso fue como ir en montaña rusa. Empecé sin decir nada, aguantando el dolor, aferrándome a las sabanas de la cama y mordiendo la almohada. Después de algún rato y relajándome más me ha salido un “que rico” después la ricura de su miembro dentro de mí y sus besos de pasión han hecho que suba de tono mi voz diciendo “métemelo más” en éxtasis empiezo a gritar profesándole todo mi amor carnal en dos palabras que se puede escuchar hasta el último piso del multifamiliar “TE AMO”.
Después ya más relajada, bajo mi tono a uno normal gimiendo y diciendo “si amor” a cada una de su envestidas y de vez en cuanto un “ya no pares, ya no pares”. Una de sus manos me suelta y se va directo a mis cabellos, los toma y de un jalón levanta mi cabeza. Es así que puedo ver la escena en el espejo del tocador. Un formidable espectáculo, un macho alfa de casi dos metros follando y poseyendo sin piedad a un muy afeminado beta en éxtasis. Mi ano totalmente dilatado alberga sin problema y con mucho gusto a ese pene de más de 19 cm de largo y muchos otros de grosor.
El ...
... gran tamaño de sus testículos hace que golpeen mi perineo dándome un masaje irreal y llevándome a un éxtasis extremo. A los muchos más minutos, siento que un calor enorme recorrer todo mi cuerpo acompañado de una descarga eléctrica descomunal. Ya llegue al orgasmo y estoy eyaculando, pero esta vez no es solamente esto. No, ahora la eyaculación viene con un deseo extremo de no parar, de que me sigan follando hasta la muerte.
Mis piernas ya no aguantan estar en cuatro, pero el deseo de seguir sintiendo ese place impide que me desvanezca quiero que me siga follando porque esta sensación dentro de mí me da un placer inigualable. Gotas de semen salen de mi pene, y de repente en ese mismo instante la puerta de la recamara se abre de par en par, es mi esposa gritando “así te quería agarrar, ya lo sabía, no aguantó que seas tan maricón” “no puedo creer que te estén follando en nuestra cama”.
Madre mía que lio, al verla, escucharla y con el temblor aun en mis piernas me caigo totalmente boca abajo en la cama. El sabroso pene de aquel repartidor, del cual nunca supe su nombre, salió de mi ano haciendo un sonido similar al del corcho de la botella “plug”. Para continuar con la tragicomedia él también está terminando pero no con gotas como yo. Él con chorros disparados a todos lados. Uno de ellos va a parar hasta el vestido azulado de mi mujer la cual estaba a dos metros de nosotros. Otros muchos chorros caen quemándome la espalada y bañando todas mis nalgas.
Mi esposa solo dijo ...