El secreto de Karina
Fecha: 05/05/2022,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... nada, sino que pedía y exigía: que le dé más fuerte, que le diga que es una puta sucia, una reventada, que ni una mujer lo calentaba como ella.
— Si mamita, sos una puta sucia y hermosa, no sabés como te quiero— le susurraba él entrecortadamente, mientras cogía y cogía.
Ella acabó primero. Apenas pudo reprimir el grito. Se retorció en el piso como un animal herido mientras sentía la fuerza de sus músculos contraídos y el calor que la traspasaba desde la cabeza hasta la punta de los pies. Le dijo que le encantaba su pija, que era su puta, pero que no lo iba a ser más, después de ese día, ya nunca más.
Javier seguía duro, y hasta que eyaculó, ella pudo acabar una vez más, quedando exhausta en el piso, luego de tanto ejercicio y tanta cogida, mientras su huésped largaba los chorros blancos sobre sus nalgas.
Entró a bañarse, dejándolo a él en el piso con los pantalones bajos. Javier pensó en seguirla y poseerla en la bañera, pero era muy arriesgado. Si llegaba Brenda sería difícil salir de esa situación.
Karina se refregaba el jabón en la piel con fuerza y se enjuagaba con abundante agua, sobre todo en las nalgas, donde había recibido el semen. Se frotaba con fuerza hasta casi lastimarse, como si pretendiera, con ese baño, sacarse, lo puta de encima.
Cuando salió se encontró con Javier en la puerta.
— Tu hijita no apareció — le dijo, viéndola de arriba abajo: solo vestía una toalla, tenía la piel húmeda y su pelo largaba un rico perfume.
— Entonces ...
... cogeme de nuevo, y cogeme como nunca, porque esta es la última vez que lo vamos a hacer. — le pidió con los ojos brillosos.
Él la cargó en sus hombros y la llevó al cuarto. Le quitó la toalla en un movimiento.
— Sos muy hermosa.
— Cogeme. — le dijo ella.
Se abrazaron, se besaron, se sintieron de veinte años otra vez. Ella le dio muchos besos en el pectoral y le mordió los pezones, mientras le acariciaba el falo erecto. Él le manoseaba el culo, le decía puta hermosa, le daba muchos besos en el ombligo, en el pecho, en la boca, en el cuello. Eran todos los besos que no le había durante tantos años. Karina se arrodilló, porque quería sentir nuevamente el sabor de esa pija. Se la tragó, disfrutando cada milímetro de sabor, acariciándole las bolas, mientras él recorría su rostro con las yemas de los dedos y le pedía que lo mire a los ojos cada tanto. El líquido inundó su boca, que recibió la exquisita esencia de su viejo amante.
Se tragó hasta la última gota.
Luego Javier le devolvió el favor. La tiró a la cama, le abrió las piernas, metió su cabeza entre ellas. Besó los muslos, los lamió, sintió el olor que emanaba del sexo, saboreó los labios vaginales… Luego se concentró en la zona que rodea el clítoris. Le acarició la panza, haciendo formas circulares con la yema de los dedos. Ella sintió cómo su cuerpo se relajaba y encendía, y complementó los masajes que él le hacía, frotándose las tetas y pellizcándose los pezones. Luego él fue por el clítoris. Lo lamió con ...