1. El secreto de Karina


    Fecha: 05/05/2022, Categorías: Infidelidad Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... acabando en la boca de la adolescente.
    
    — ¿Te gustó? — le preguntó una vez que escupió el semen a un costado.
    
    — Me encantó, pendeja. — le dijo él.
    
    Karina se había levantado para ir al baño. Cuando salió, escuchó el ruido que venía de la habitación de huéspedes. Pensó que era su imaginación. Su subconsciente la estaba atrayendo a la cama de su amante. Pero ya no iba a caer. Su esposo le dio una buena revolcada, y le sacó la calentura. Y en todo caso sería muy riesgoso visitar a Javier. Pero luego pareció oír un grito ahogado.
    
    El temor la paralizó. No podía estar pasando lo que creía que estaba pasando. Seguramente eran ideas suyas. Debía volver a su cama a dormir. Había cosas que era mejor no averiguar. Pero un chasquido fue precedido por el inconfundible grito femenino. No le quedaba opción, si no iba a ver qué pasaba se quedaría con la duda para siempre, y eso sería incluso más tortuoso que saber la verdad que ya estaba intuyendo.
    
    Fue en puntas de pie, sigilosa, hasta la habitación de Javier. Se agachó y miró a través de la cerradura.
    
    No era un miedo infundado. No era su imaginación. Era lo que temía, y ahora que lo veía en vivo y en directo, le parecía mucho más horrible de lo que había imaginado. Javier estaba en pelotas encima de Brenda, también desnuda. La penetraba en una posición similar a como lo había hecho con ella, apenas unas horas antes. Pero a su hija le tapaba la boca estirando un brazo de venas marcadas, para evitar que se escapen más ...
    ... gritos. Cuando la ensartaba, la pelvis chocaba con las grandes nalgas de la adolescente produciendo el sonido que ella había escuchado.
    
    La situación la excedía ¿cómo se atrevía? Se preguntaba indignada, pero luego ató cabos y se dio cuenta de que era Brenda la que se había entregado. ¿Cómo no me di cuenta antes?, se decía, recordando la amabilidad inusitada de la chica, la predisposición permanente, la sonrisa afectuosa. Había estado tan concentrada en evitar caer en los brazos de Javier, que no se había percatado de que su hija deseaba al mismo hombre que ella.
    
    Y otra cosa se le vino a la mente.
    
    Pero no debía pensar en ello. No tenía sentido hacerlo. Debía volver a su cuarto, encerrarse ahí, dejar que aquellos terminen de hacer lo que habían comenzado. No tenía sentido hacer un escándalo, sólo quedaba esperar que el perverso Javier se fuera y no volviera nunca más. A Brenda ya se le pasaría el capricho. Así eran las adolescentes.
    
    Fue a su cuarto. Martín dormía, ignorando todo, como siempre. Entonces una imagen de diecinueve años atrás se le plantó en la cabeza. Pero no debía pensar en eso ¿qué importaba que aquella vez se haya roto el preservativo? No podía perturbarse por algo de lo que no tenía certeza, y más aún, no quería tenerla. Una de las tantas veces que estuvieron con Javier, se había roto el preservativo ¿y qué?, se decía tratando de convencerse. Habían pasado diecinueve años, los números cuadraban ¿y qué? ¿Qué probabilidades había?, se tapó los oídos, como ...
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