El regalo: Un antes y un después (Vigésima quinta parte)
Fecha: 09/05/2022,
Categorías:
Infidelidad
Autor: DestinyWarrior, Fuente: CuentoRelatos
... descubierto. ¡Este hombre aún me ama y me desea! Lo pensé y sonreí. Mi estrategia rendía sus frutos y la dureza de esa hermosa daga con su glande ya enrojecido, goteando brillos por el trajín de sus dedos al subir y bajar con armonía y ritmo, así me lo confirmaban.
Fui hasta el refrigerador por dos cervezas y Rodrigo siguió con su lujuriosa mirada, el contoneo de mis caderas, el gelatinoso temblor de mis tetas, y el erótico subibaja de mis nalgas. Abrí la primera lata y se la ofrecí sonriente. Luego hice lo mismo con la mía, dejando la tercera a la vera de la alfombra, para quien la quisiera después. Y bebimos los dos, un agradecido helado trago y Rodrigo atento, me ofreció un cigarrillo y al llevarlo hasta mi boca, el varonil aroma en sus dedos, fue aspirado por mi nariz, incrementando mis ganas de coger con él. Pero para ello me faltaba… ¡Excitarlo más!
—Gracias Silvia, creo que con esta tarde tan calurosa y tu cuento tan… ¡Ardiente!, aquí dentro hace demasiado calor. Creo que saldré al balcón a fumar. ¿Tú no? —Le pregunté, pero mi esposa no respondió pues ya acomodada en la poltrona, se hallaba flechada de nuevo por el dios Eros, continuando su viaje al pasado.
—¡Hummm! Si la hubieras visto mi vida, todo con ella se sucedía sin afanes y en prolongados minutos. Entre mis incontables gemidos y sus jadeos, besuqueando sin control mi rajita, me fue llegando un pronto orgasmo. Su cálida respiración sobre mi erguido botón, su lengua en circularles lamidas unas veces, ...
... luego aprovechando el ancho, a lo largo recorrió los pliegues lamiendo, absorbiendo sin reparos la ambrosia que emanaba de mi interior. Las cavidades en mi cuerpo fueron ensalivadas por el dorso de su lengua desde arriba hacia abajo, profanadas luego a placer por el cono de aquel rosado músculo resuelto y conquistador, hasta introducirla lo que podía en el interior de mi ojete, preparando la penetración de un dedo suyo, y otros tres más percutiendo mi vagina. La experiencia de Antonella se notaba en cada caricia, multiplicando mi placer. Hasta que llegué en su boca, mi vida, y por mi sabor en su labios, con un beso posterior sin mi rechazo, supe lo que era ser deseada por una mujer.
Recostado contra la baranda, mirando deleitado el vientre ondulante del cuerpo de mi mujer, mi espalda agradecida recibía las refrescantes caricias de la brisa vespertina, en tanto que yo disfrutaba mi tabaco. Silvia entregada a sus propias caricias, estaba a punto de alcanzar su orgasmo horadando con tres dedos su encharcada cueva del placer, al recordar seguramente, como lo había obtenido de boca y manos por aquella mujer.
—Aghhh, mi vidaaa… soy tuyaaa… Ummm, sí. ¡Siii! Ohhh, yaaa… Me vengo amor. ¡Qué ricooo! Sí, Rodrigo fui suya, pero sigo siendo tu mujer. Antonella me lo hizo delicioso… Y también la hice mi mujer. ¡Yaaaa! Uhhh, mmmm… —Y llegué entre espasmos fuertes, electrizantes relámpagos de placer. Al abrir mis ojos, ya relajada, Rodrigo de pie a mi lado meneando su endurecida verga, ...