El regalo: Un antes y un después (Vigésima quinta parte)
Fecha: 09/05/2022,
Categorías:
Infidelidad
Autor: DestinyWarrior, Fuente: CuentoRelatos
... con rapidez y frenesí, estaba a punto de eyacular.
—Dámelo mi vida, calma mi sed por favor. —Y me estiré, abriendo deseosa mi boca de beber… Pero Rodrigo lo evitó, expulsando su simiente sobre mis senos y la parte superior de mi vientre.
—Aún no sé si lo merezcas, y sí sea cierto todo lo que cuentas. Me da miedo pensar que te falté algo por decir. Tus verdades o las mentiras, eso yo aún no lo puedo saber Silvia. —¿Tan distinto fue? ¿Qué tanto la quieres volver a ver? Le pregunté.
—Sé que no me crees y que debo cargar con la culpa de tu desconfianza. Pero todo lo que te he contado es la pura verdad. Ya que deseas saber, te puedo decir que con los pocos hombres con que he estado, no siempre ha sido tan rico ni excitante. El peso de sus cuerpos sobre el mío, es agotador, a veces casi hasta sentirme asfixiada. La rudeza con que me besaron, tocaron y palparon, solo lograron hacerme fingir. El daño que me causaron al querer penetrarme, obviando los preliminares y sin lubricarme… ¡Malas experiencias aprendidas! Y además que pocos saben cómo saciarme las ganas. —Y yo levemente sonreí.
—Pocas veces logré llegar con ellos, en cambio contigo mi amor, te interesaste desde siempre por explorar primero mi cuerpo, hallando puntos, acariciando lugares de mi cuerpo dónde tocabas de manera delicada y en otros, presionaste con fortaleza y penetraste con rapidez, agitándote dentro mío tan acompasado a mis movimientos. ¡Cómo me gusta más! La respuesta final es sí, claramente si ...
... deseo volver a estar con ella. —Honestamente le respondí, sin abandonar el contacto visual entre los dos, tratando de obtener de nuevo, su perdida fe en mí.
—¿Y entonces con tu jefe?
—¿Con él qué? ¿Estás pensando que me muero por tener sexo con mi jefe? Pues no Rodrigo, con don Hugo no me sucede. Es un hombre bueno, atento y sí, tiene su atractivo, «un no sé qué en no sé dónde», pero no. Realmente, ya me siento hastiada de que su presencia siempre se interponga entre tú y yo. Sin que en serio haya ocurrido nada. Don Hugo puede ser un caballero cuando quiere y un ogro en la oficina también. Aunque no te voy a negar mi vida, que por su reciente «interés» en mí, en algo si ha mejorado. Y por supuesto que estoy consciente de que me desea. ¡No soy tan tonta! Él no solo desea sexo conmigo, desea quererme. Pero aún ama a su mujer. Me lo ha confesado. Solo que tiene miedo a no poder satisfacerla, otorgarle una buena sesión de sexo. Es tímido cuando tocamos ese tema y sinceramente creo que es culpable de que su mujer se buscara en otras partes, con otros hombres, más placer.
—Y entonces, el piensa que al tener sexo contigo… ¿Tú le puedas enseñar? ¿Convertirte en su conejillo de indias para luego ir a practicarlo con su esposa? —Le pregunté a mi esposa, bebiendo las ultimas onzas de la ya tibia cebada fermentada.
—Exacto, y eso ya lo hablamos. Aunque parece que la dichosa terapia no le ha funcionado. ¿Te vas a tomar la otra? —Le dije a mi esposo, que permanecía aun de pie, ...