1. El regalo: Un antes y un después (Vigésima quinta parte)


    Fecha: 09/05/2022, Categorías: Infidelidad Autor: DestinyWarrior, Fuente: CuentoRelatos

    ... ¿Indispuesta? No me lo pareció. ¿Y con aquella camisa que creía ya tirada en la basura?
    
    —Uh, uh, uhm. Carraspee, mientras en la cocina tomaba mi taza roja tipo mug con el logotipo blanco de la bebida que me encantaba. —Te gustaría un café, mientras revisas mis discos… ¿O lo que sea que estés buscando?–. Y Silvia sin sobresaltarse para nada, ni tampoco mirarme me respondió que no, señalándome con el doblar de su mano hacia la mesita auxiliar cercana, la botella de aguardiente, una copa pequeña y el cenicero de cristal tallado, con los restos de tres fumados huéspedes ya.
    
    —Solo busco un disco de esa artista gringa que te gusta tanto. La del concierto. ¿Cómo es que se llama? —Me preguntó tan sosegada.
    
    —¿Sera Cher? Pero buscas donde no es. Es un DVD. Está a la izquierda tuya, debajo del de Michael Jackson y sus hermanos, creo recordar.
    
    —Y puedo preguntar… ¿La razón? —Me senté en el centro del sofá, tomando el cenicero, mi cajetilla de cigarrillos y el encendedor rosado suyo, esperando la respuesta.
    
    —¿Te molesta si lo veo? —Me preguntó serena.
    
    —Para nada, le respondí. —Y ella oprimiendo los botones rojos de los equipos, lo colocó.
    
    —¿Sabes una cosa? Bailé al lado de ella. —Me lo dijo tan normal, como si nada, sorprendiéndome.
    
    —¡Qué! ¿Estuviste bailando con Cher? No te creo. —Curioso le pregunté.
    
    —¡Jajaja! No con la original, lastimosamente, sino con su clon. Un hombre disfrazado de mujer. Tan parecida al verla de soslayo, pero qué al acercarme, la ...
    ... ilusión se desinfló. —Y lo mismo me sucedió.
    
    Luego muy serena y confiada se instaló a mis pies, su culo sobre la alfombra, las piernas cruzadas y en el medio de las mías, con su copa de aguardiente y la botella a su lado. Me sorprendió su actitud tan normal, tan en paz. ¡Y el video comenzó!
    
    …
    
    Y así acomodada, ofreciéndole la espalda al amor de mi vida, sin que el solicitara mi explicación y yo nunca su autorización, le relaté el comienzo de mi traición. Temprano me había comunicado con Amanda, comentándole que no me encontraba bien. Pero no físicamente. ¡Tenía herida mi alma, angustiado el corazón! Y mi esposo, refundida la confianza.
    
    —Rodrigo, esa madrugada llegamos a mi habitación, Antonella y yo. Ambas íbamos algo achispadas, tal vez yo más que ella. Y al entrar a la habitación, todavía con aquellas copas en nuestras manos, mi asistente colocó en su teléfono algunas canciones y seguimos bailando las dos tan alegres, saltando como dos pequeñas amigas que hacían nuevas travesuras y sí, también algo de ruido.
    
    —Silvia, no necesitas contarme nada. —Le insté, mientras después de dar una calada larga, expulsé el humo hacia el abierto balcón, con tan mala suerte que la suave brisa lo devolvió en mi rostro, en esparcido desorden.
    
    —¡Tranquilo! No lo tomes como una confesión de mi parte. Siempre lees cuentos a los niños, ahora Rodrigo, haz de cuenta que soy yo quien te leerá una aventura, la historia grabada en mi memoria. —Decidida le respondí.
    
    —Tuve algunos roces, ...
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