1. El regalo: Un antes y un después (Vigésima quinta parte)


    Fecha: 09/05/2022, Categorías: Infidelidad Autor: DestinyWarrior, Fuente: CuentoRelatos

    ... tu y yo… ¿Recuerdas? Esos planos frontales y detallados de sexo entre dos mujeres y un hombre, excitados los dos, me confesaste que era una de tus grandes fantasías. Yo siempre, siempre te dije que no sería capaz de enrollarme con una mujer, pues eso no me parecía correcto ni natural y porque además si sucediera algún día, debería existir antes que nada una fuerte atracción. ¡Te mentí! Y a mí también por lo visto. Pues con mi asistente, eso sobrevino sin más. Es tan tierna, inteligente y hermosamente sexy qué… Pensé en ti, mi amor. ¡Lo puedo jurar! En que si se diera la oportunidad de que la conocieras, estoy segura que rápidamente tú, me darías la razón. Y…
    
    —Y entonces Silvia… ¿Qué más pasó entre ustedes dos? —La interrumpí con mi afanada pregunta.
    
    —Allí estábamos las dos de pie, Rodrigo. A tres pasos de la cama y a dos del umbral de la puerta, bailando muy juntas, sus manos acariciando mis caderas, por supuesto bordeando la frontera del comienzo de mis nalgas y las mías prendidas, rodeando su estilizado cuello.
    
    —¡Pufff! Creo que debes brindarme otro trago y necesito otro cigarrillo. —Le comenté con mi pulso ya acelerado.
    
    —Creo que yo también. —Y sirviendo una nueva copa plena de aguardiente se la entregué en su mano derecha, mientras yo me ponía en pie, para luego encenderme también uno de mis mentolados y salir al balcón. Desde allí sin mirar a mi esposo, continué.
    
    —Seguíamos besándonos con ternura, párpados semicerrados, nuestras miradas breves tan ...
    ... sinceradas y en nuestras entrañas la encendida pasión. Los suaves labios de Antonella fueron reptando por mi cuello desde aquí, –le mostré– hasta recorrer con su lengua los repliegues de la oreja y hundirla brevemente causándome un sinfín de escalofriantes sensaciones por toda mi piel. Sus manos ávidas por explorarme, comenzaron desde arriba, en el inicio de mis hombros y deslizándolas muy suavemente, recorrió mi desnuda espalda hasta perderlas en un recorrido audaz sobre el comienzo de mis nalgas, estremeciéndome y cedida a sus dedicadas caricias.
    
    —Espera, ten tu copa que ya me dio sed y necesito algunas cervezas. —Le dije, acercándome al balcón. Cuando me vio acomodarme en una esquina del sofá, Silvia prosiguió.
    
    —Me empujó contra la puerta y empezó por apartar la tira de mi vestido para descubrir mi seno izquierdo, sin dejar de mirarme con sus ojos avellanas y mordiéndose pícaramente, el labio inferior. Tomó posesión con su boca bien abierta de mi busto sumiso y su lengua húmeda, adulando la suavidad de mi piel, jugueteó en círculos sobre la aureola, dejando para el final, aquel mordisco dolorosamente soportable y ansiado por las dos. Su mano derecha lo aprisionaba, amasando con la zurda las redondas carnes de mi culo y hurgando concentrada con sus dedos, el surco que sobre la tela entre mis dos nalgas se formaba.
    
    —¿Quieres otro aguardientico? —Le conminé a beber y demorar un poco, mi excitación. Y la gran artista en la pantalla, junto a sus bailarines, resplandeciendo ...
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