Confesión real de un profesor - sexo entre profe de 36 y chica de noveno
Fecha: 06/06/2018,
Categorías:
Hetero
Autor: Stregoika, Fuente: SexoSinTabues
... asciende a un punto casi extra corpóreo. En el coito, se está en la cúspide. Agarraba a Natalia por un hombro y por la cadera y la bananeaba frenéticamente. En un punto, ella no resistió más y se quitó la mano de la boca. Gritó. No estoy seguro de qué pasó, o tal vez sí estoy seguro, pero es demasiado increíble, incluso para mí mismo. Le permití gritar dos veces más, puesto que la sensación que me proporcionaba era riquísima. En ese piso del colegio, con toda seguridad, solo estábamos Natalia, Alexandra y Fredy como esbirros ahí afuera, y yo. Pero los gritos de placer de Natalia se dispersaron en el vacío como bala de cañón. Recordé las risotadas hipersonoras de Nata. A continuación, yo mismo le tapé la boquita. Seguí bombeando, y bombeando, y bombeando… tenía muchas ganas de echárselo dentro. Hubiera sido como la consumación perfecta de nuestro deseo y nuestro amor, pero no lo hice. Lo saqué y terminé masturbándome sobre sus preciosas nalgas. Nunca, ni en las pajas a nombre de la misma Natalia, ni cuando me pajeé en el baño del colegio con la imagen de su conchita haciendo gimnasia, sentí tanto ni me salió tanto semen. Las nalguitas de mi Nata estaban quedando sin una pulgada limpia, y yo seguía acabando. Recuerdo que gruñía, involuntariamente. Un chorro más, un gruñido más, unas gotas más, una gota más, otra, la última… todo terminó. Parecíamos acabar de terminar una carrera de triatlón. La respiración si apenas alcanzaba para mantenernos vivos. Me recargué sobre ella y ...
... le cubrí el costado del rostro de besos. Tuvimos unos minutos para gozar el éxtasis. Natalia, aun dando resoplidos y sonriéndome, se irguió. - ¿dónde están mi panty? la recordé volviendo a ponerse la jardinera después de su rutina de gimnasia cuando apenas nos conocíamos, y que fantaseé con que acabábamos de hacer el amor. Sentí una alegría inmensa. - Ese panty ahora es mío. Ella sonrío y me dio un beso. Parecía que cada detalle de mi obsesión con ella, la complacía. Desde mi erección por verla haciendo gimnasia hasta el apropiarme de su calzón. Se acomodó la jardinera. - ¿no te vas a limpiar? - No. Creo que va a ser rico sentirme sucia y saber que el que me ensució fuiste tú. No sabía que fuera tan puta. 0k, rico. Hasta donde yo sabía, a Natalia se la había comido un primo de su edad en un paseo familiar, y durante un año se la había vuelto a comer esporádicamente. Pero no imaginaba que tuviera fetiches. Advertirlo, solo me hizo enternecer más y darle un enorme abrazo. ¿Qué había hecho yo para merecer semejante bendición? Una niña hermosa, sin tabúes, miedos ni prejuicios, para mí. En medio del abrazo recordé que era probable que nunca más volviéramos a estar, así que la apreté más y más. Ella correspondió. Epílogo ¯¯¯¯¯¯ Lo que pasó a continuación, fue el duro despertar. Volver a la aburrida y casi deprimente realidad. La vida volvió a aterrizar en su estadio obligado de apariencias y estándares. Todo se inundó de repente otra vez de hambre, plaga, miedo y odio. - HOOOOLA ...