1. Teresa y la playa


    Fecha: 23/05/2022, Categorías: Fantasías Eróticas Autor: SebastianYLN, Fuente: CuentoRelatos

    ... deslice mi mano por la parte del frente del pantalón y palpe su pelvis, era suave. Toqué su húmeda entrepierna y comencé a frotar mis dedos sobre su clítoris, alterne con la otra mano introduciendo mis dedos. Ya ella gemía y esto encendía más mi deseo. Ella entre contoneos saco mi miembro erecto y empezó a masajearlo. Yo quería hacerle de todo, pero no quería interrupciones.
    
    Busque la puerta de la villa y esta estaba abierta. Entramos y encendí la luz para ver la perfección de su pecho. Era mucho mejor de lo que había imaginado. No perdí tiempo y la volví a poner de espadas a mí, esta vez ella recostada de un mueble. Le quite el pantalón y sus nalgas quedaron descubiertas. Me arrodille y las bese y luego suavemente las mordí. Ella se colocó de tal manera que entendí que quería que me que siguiéramos en esa posición. Sin perder tiempo separé sus nalgas y procedí a arropar su vulva con mi boca. Masajeé su clítoris con mi lengua, luego introduje mi lengua en su caliente y húmeda humanidad. Alterne con mis dedos mientras ella gritaba de placer. Aumente el ritmo de mi lengua ...
    ... hasta que termino en un estruendoso clímax en mi boca.
    
    No la deje descansar pues me levante, la agarre con una mano por la cadera y con la otra acomode mi miembro hasta penetrarla. Así con una mano en la cadera y la otra en el hombro comenzamos el ritmo, acompañado con ese sonido que solo puedo comparar con aplausos. Alternaba mis manos en su espalda, caderas y senos. Mi boca alternaba entre su cuello, nuca y decirle lo rico que sentía tenerla. Ella tuvo dos orgasmos corridos, yo seguía aumentando la intensidad en mi penetración. Nuestros cuerpos sonaban cada vez más altos. Me pidió que siguiera aumentando intensidad, hasta que no aguante más y explote.
    
    Como no tenía protección deje mi huella en su espalda y sus nalgas. A ella lejos de molestarle, le agrado. Nos miramos, nos besamos, y luego de bajar revoluciones salimos. Salimos del apartamento directo a la playa. Nos dimos un chapuzón a la luz de la luna. Ahí nuestros compañeros nos encontraron. Creo que no sospecharon nada. De hecho, creo que aún no sospechan que desde ese día ella si convirtió en mi india, mi mujer. 
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