De pajero a favorecido por mi vecina escort
Fecha: 07/06/2018,
Categorías:
Hetero
Autor: dandar, Fuente: CuentoRelatos
—¡Ay…! ¡Qué rico lo que me hacés, vecino…! – exclamó entre gemidos Melina.
Tras casi tres años de sólo dedicarme a espiarla, pude darme el gusto con mi amor distante, la mujer más deseada. La hermosa Melina es mi vecina y tiene su casa frente a la mía.
Ambos vivimos solos. La diferencia conmigo es que ella, al menos cuatro veces por semana, tiene compañía. A las dos semanas de mi mudanza, los chismes me informaron que la vecina era “escort”, acompañante, puta de elite.
Tiene todo para ser modelo, actriz o “pornstar”: delgada, sin tacos, su altura superaba el metro setenta. Luego (mi descripción es modesta) pechos grandes, caderas y cola firme, piernas largas. Y si su erótico cuerpo ya atraía, poseía un bonito rostro blanco, fino. Ojos grandes color avellana y mirada intensa, largo pelo negro, labios carnosos, aspecto jovial y simpático.
Al poco tiempo, comencé a espiarla cuando salía de su casa, vestida elegante pero provocativamente –generalmente con vestidos cortos pegados al cuerpo o pantalones que resaltaban su culo y piernas- y a su regreso, acompañada de hombres, mujeres o parejas. Tras sólo verla, me pajeaba.
Poco después busqué su nombre y apodos por Internet. La encontré en Facebook y dos sitios de escort. Más pajas.
Alzo a la inalcanzable
Allí me enteré cuanto cobraba: mínimo, 150 dólares. Esto era un polvo rápido en un telo. Su tarifa normal costaba 350 dólares, por los cuales se ofrecía toda la noche en su “lugar privado” Indudablemente, ...
... tremenda hembra hermosa era cara. Pero no podía pagar ese dinero.
Con mis ocasionales parejas, imagina coger con Melina. Y cuando estaba solo, me entretenía mirando porno en la PC, desnudo, hasta escuchar el auto de ella. Al ver bajo su vestido piernas, culo, tetas, y entrar en su casa seguida por algún hombre, mujer o pareja, la recreaba culeando. La mayoría de las veces gozaba más que cogiendo con alguna chica.
En varias oportunidades la vi llegando sola, borracha. Pero aquella noche estaba muy mal.
Apenas abrió la portezuela de su auto, aún sentada, se agachó y vomitó en la calle. Por el movimiento, cayó un bretel de su vestido negro y asomó una prominente y hermosa teta, mientras que la subida parte de abajo, además de mostrar todos sus muslos llenos, permitió alcanzar a divisar su entrepierna.
Intento incorporarse, trastabillo, vomitó nuevamente, esta vez sobre su ropa, y cayó sobre la calzada. Quedó inmóvil. Temí algo grave, por lo que manoteé una bermuda y fui a ayudarla.
Me tranquilicé al comprobar que respiraba. Tomé su cartera, cerré el auto, busqué las llaves de su casa y levanté en mis brazos a Melina.
El momento fue sabrosísimo. Sostener a la mujer de mis sueños, sentir su piel, mirar sus piernas, tanga, tetas, cara deliciosa, logró una erección total.
Del modo más inesperado, la inalcanzable estaba conmigo…
Desnudándola para limpiarla
Tras abrir la puerta de su casa y encender luces, la vecina alcanzó a balbucear:
—¡Gracias…! Llevame a ...