1. De pajero a favorecido por mi vecina escort


    Fecha: 07/06/2018, Categorías: Hetero Autor: dandar, Fuente: CuentoRelatos

    ... vulva y lamí vigorosamente, respirando encima, con mis manos acariciando las tetas, pellizcando apenas los endurecidos pezones. Aunque la potra Melina estuviese dormida, ella sentía placer y yo la disfrutaba totalmente…
    
    Comida sabrosa
    
    Casi dos horas y media llevaba junto a mi vecina. Entonces, corrí la tanguita mojada y me dediqué a lo que más me gusta: comer concha hasta sentir los orgasmos en mi boca. Y la de Melina era la más linda que tenía para saborear.
    
    Picoteé con la lengua los labios vaginales internos, abiertos, los acarícié con mentón, nariz y labios, y fui dándole lamidas largas en toda la vagina, de arriba abajo, de lado a lado, llegando al perineo. También la besé, mantuve la boca abierta y moví la lengua en círculo, pausada pero rítmicamente.
    
    Luego chupé los labios superiores y continué con los inferiores. Estaban totalmente mojados, los sentí latir, escuché gemidos, y advertí que su cadera se movía lentamente.
    
    Pensé en levantar mi cabeza y comprobar si continuaba dormida, pero sabía que estando cerca de sus orgasmos no podía detenerme. Entonces busqué con la lengua su clítoris. Estaba duro, erecto.
    
    Lo rodeé con lamidas y besos, hundí mi cara allí, y sin dejar de comer su capullo metí mis dedos en el agujero. Comenzaron sus contracciones orgásmicas.
    
    —¡Ay qué rico papi! ¡No parés!– gritó Melina y sus manos tomaron mi cabeza para apretarla contra su concha.
    
    ¡Mi vecina había despertado!
    
    Se hizo un flash en mi cabeza.
    
    Por una parte me ...
    ... sentí un intruso, un vecino dentro de casa ajena; Era un sujeto abusando sexualmente de una mujer borracha; por otra parte esta chica estaba disfrutando un cunnilingus; también ambos estábamos desnudos; y la mujer me pedía más… Pese al pedido, me detuve, levanté mi rostro y miré la cara de Melina.
    
    Vi una cara hermosa arrebatada por el placer, cuyos ojos parecieron rayos candentes al mirarme enojada ante mi pausa.
    
    —Disculpame… Soy tu vecino… Dejame que te explique… -balbuceé.
    
    —¡Ya se quien sos, estúpido! ¡Si dejás de chuparme, te juro que llamo a la policía y te hago meter preso…!
    
    Mi cabeza se hundió en el manjar. Ahora, autorizado y con ella chorreante, moviéndose frenéticamente, logré sentir sus orgasmos en mi boca y cara…
    
    Recompensa
    
    Supongo que quince minutos después, adormecido sobre su concha, Melina me despabiló:
    
    —Vecino… ¿Alberto, no? Disculpame, hace un rato fui una guaranga. Tengo mucho para agradecerte… Gracias… Me ayudaste; estoy en deuda con vos…
    
    —Melina, no tenés nada que agradecer. ¡Para nada me debés algo! De casualidad, vi que te caíste del auto, y por supuesto que tenía que ayudarte… - sostuve con cierta formalidad.
    
    Mi comentario provocó encantadoras risas suyas.
    
    —¡Sos retierno! ¿Así qué de casualidad?...
    
    —Si… ¿por…?
    
    —Porqué se cómo me mirás todas las veces que salgo y vuelvo; y me gusta imaginarme las cosas que por mi hacés solito…
    
    Quedé mudo.
    
    —Vecino, ¡no te pongás mal!; ¡me encanta que te pajeés por mi! Y ya te dije ...