La noche, la luna, un velero y una bella mujer
Fecha: 02/06/2022,
Categorías:
Hetero
Autor: MikeFed, Fuente: CuentoRelatos
... hermoso, violento, duro, tierno, sensual, todo junto.
Dejó caer sus manos al costado del cuerpo, me miró y miró como por sus piernas caían ríos de sus jugos. Simplemente se rio
Leti: la próxima vez, me juro que no propongo ningún juego. Pero sabe que sin tocarme, sin siquiera poner un dedo en mí, me hiciste tener el mejor orgasmo de mi vida. Fue algo mágico. Y por favor, saca esa música porque empiezo otra vez.
Yo: totalmente mágico.
Tomamos el whisky, y charlábamos de otro tema, buscando relajarnos, pero de pronto Leti me preguntó.
Leti: decime la verdad. Lo que me dijiste que me harías, la música, los tragos, alguna vez lo hiciste en la vida real.
Y: yo, sí, claro.
Leti: no entiendo entonces porque estas solo. Te aseguro que chicas de mi edad caerían rendidas como yo ante vos.
Yo: porque una cosa es el placer, y otra el amor. Muchas, la mayoría de las veces no van de la mano.
Leti: y por qué cuando bailaba, me tocaba y estaba loca de excitación, no moviste un ...
... solo dedo, no intentaste tocarme siquiera.
Yo: era tu momento de placer, lo que tu mente necesitaba, quizás necesitaba saber que existen otros niveles de placer al que conocía, que no se necesita de un hombre haciendo o forzando para excitarse. Ahora sabe tu cuerpo y tu mente a que niveles de placer podes llegar y podes reclamar que te hagan llegar. Ahora sos una mujer peligrosa.
Leti: peligrosa? Por qué?
Yo: Porque podes llegar a levantarte de una cama e irte porque tu pareja no sabe darte placer, el mínimo que necesitas para excitarte. Podes destruir muchos egos.
Leti: y vos? Es claro que no gozaste.
Yo: te equivocas, gocé viendo tu placer, como gozabas.
Leti: quiero que esto se repita, bah, quiero que me lleves a la cama, ahora, mañana, siempre. Te deseo Mariano. Deseo tu boca, tu cuerpo, deseo que me guíes al placer total.
Yo: yo también Leti, yo también.
Se puso algo de ropa, y se durmió recostada en mi… en un rato amanecería otra vez, y quizás el encanto se rompa…