1. La promiscua


    Fecha: 03/06/2022, Categorías: Infidelidad Autor: Hansberville, Fuente: CuentoRelatos

    ... desde su capullo hasta mis labios. El tipo me hizo tirarme boca arriba y apoyando los pies sobre el colchón en una postura que me exponía bastante. Luego se arrodilló en el suelo y llevó su cabeza a mi entrepierna. Su lengua de fuego comenzó a pasear desde mi ano hasta mi clítoris. Separando los labios vaginales, apenas cubierto por una fina tira de vellos, y hurgando en cada pliegue interior. Cada vez que roza a mi clítoris con la punta de lengua un escalofrío recorría mi columna y estallaba en un punto indeterminado de mi cerebro:
    
    -Come, joder. Qué boca tienes cabrón. -Me había desatado. Con las piernas abiertas me agarré a la cabeza de mi amante y me dispuse a disfrutar de una buena comida de coño.
    
    Comencé a oír los gritos de Sandra llegando a un orgasmo y me puse mucho más cachonda. El bombero se incorporó y se colocó sobre mí. Nos buscamos las bocas para entrelazar las lenguas en un apasionado beso. De un golpe de cadera me incrustó la polla en mi vagina abundantemente lubricada. Yo trataba de abarcar el inmenso cuerpo de Alfonso. Estaba duro, fibrado, empapado en sudor. Clavé mis uñas en sus hombros antes de descender por su cuerpo y llegar a su culo apretado y palmearle varias veces. Le alentaba a que me diera más fuerte. También le clave las uñas en los glúteos.
    
    En mi vida me había follado un cuerpo como aquel. Ninguno de ...
    ... mis amantes tenían aquel físico espectacular. Pese a mi currículum, esta era una carencia que se saludaba hoy. Alfonso se levantó y me volteó sin esfuerzo hasta colocarme a cuatro patas. Agarrado a mis caderas me penetró fuerte y profundo arrancado me un grito de placer. Con la cabeza en el colchón y apretando las sábanas con mis manos me dispuse a ser follada de manera salvaje por aquella fuerza de la naturaleza. Mi cabeza daba vueltas. La imagen de mi marido abandonando el bar de copas, el coqueteo con este tipo, su cuerpo perfecto, todo se amontonó en mi cabeza cuando le oí bufar, su cuerpo se tensó ye di cuenta que se iba a correr e iba a rellenar el coño con su leche caliente.
    
    Un leve roce de mis dedos sobre mí palpitante clítoris unido al calor de sus chorros de lefa en mi útero fue el detonante de mi orgasmo. El bombero me había llevado a mi segundo orgasmo de la noche. Su leche inundaba mi vagina y se salía con los últimos puntazos. Caí derrengada sobre el colchón mientras él lo hizo boca arriba a mi lado:
    
    -Cabrón, que polvazo me has echado... -acerté a decirle con la boca seca.
    
    Con mucho trabajo me logré poner de pie, me temblaban las piernas. Me dirigí al baño a lavarme un poco. Había pasado más de dos horas desde que llegamos y más de tres desde que le di esquinazo a mi marido. Tenía que volver a casa a dormir junto a él. 
«123»