1. Cornelio me pide hacer un trío con Stella (2)


    Fecha: 08/06/2022, Categorías: Sexo en Grupo Autor: Ber, Fuente: CuentoRelatos

    Entre semana, Stella me habló al trabajo. Debido a la confidencialidad de los documentos que manejamos en la oficina, está prohibido que dentro utilicemos teléfonos móviles o que accedamos a Internet y las llamadas al interior sólo son a través del conmutador.
    
    –¡Hola, querido!, ¿cómo estás? –escuché después de decir “A sus órdenes” al descolgar, porque creí que era alguno de los altos jefes, pero reconocí la voz.
    
    –¿Stella? –pregunté para confirmar –permíteme, te comunico con Cornelio –le dije después de su confirmación y antes de que pudiera marcar la extensión de mi amigo, volví a escuchar su voz.
    
    –¡Espera, es contigo con el que quiero hablar! –dijo imperante– Ya hablé con él y me pasó a tu número para ponernos de acuerdo en lo del sábado.
    
    –¡Ah, muy bien! –dije emocionado– Dime qué debo hacer.
    
    –Además de lo que hiciste muy bien hace unas semanas, acordamos que nos veríamos a medio día en mi casa. ¿Sabes por qué? Tengo una king sise que no me gusta desaprovechar. Además, Cornelio dijo que como tú cocinas muy bien y yo también, sería bueno que nos pusiéramos de acuerdo para preparar una rica cena. ¿Qué opinas? –me preguntó.
    
    –¡Excelente! ¿Qué se te antoja que hagamos? –pregunté aún más emocionado porque me encantaría aprender de sus secretos culinarios, además del atole que le sale tan rico con cualquier leche, según afirma Cornelio.
    
    –Dice Cornelio que preparas una lengua almendrada que queda de rechupete, aunque me gustó la que me diste el otro día, ...
    ... lástima que no se me ocurrió guardarte del atolito que él y yo hicimos en la mañana.
    
    –¡Hecho, yo llevo la lengua, ya cocida, y los ingredientes para prepararla y, claro, también llevo la mía! A propósito, ya que tengo que llevar todo, y también yo me acordé de tu lengua, ¿cómo te gustan los huevos? –le pregunto en doble sentido.
    
    –Así, al natural, envueltos en pellejo con pelos, grandotes y sobre todo, ¡bien cargados! Los tienes hermosos… –dijo y después lanzó un suspiro– ¡Por cierto, antes de que se me olvide!: en la casa tengo vino suficiente y variado, pero si tú prefieres algo en especial, puedes traer tu botella, además del rico biberón. Beso.
    
    Al rato, Cornelio fue a verme para preguntar si había quedado de acuerdo con Stella en lo que haríamos para la cena. “La idea es andar en pelotas todo el tiempo, ¡le bailan las chiches divino cuando está de hacendosita!”, me aseguró para que yo fuera considerando las virtudes de su exmujer.
    
    El sábado que llegué a su casa, ellos no tenían mucho tiempo de haber regresado de dejar a sus hijos con los abuelos y ya estaban en bata. Después de descargar mis vituallas para preparar la cena, lo primero que me dijo Stella fue “Aquí vamos a estar cómodos” y empezó a quitarme la ropa hasta dejarme desnudo. En tanto ella me desvestía, se quitó la bata y Cornelio me trajo unas pantuflas.
    
    –Están nuevas, me las regaló Stella el día de mi cumpleaños, para cuando me quede con ella, pero no las he estrenado, sólo ando en la alfombra –dijo ...
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