1. Cornelio me pide hacer un trío con Stella (2)


    Fecha: 08/06/2022, Categorías: Sexo en Grupo Autor: Ber, Fuente: CuentoRelatos

    ... pubis y el escroto de mi amigo también estaban tan mojados como Stella y quise chupárselo para saborearlo, pero mi razón me detuvo, sin embargo, tomé un poco del líquido y me lo llevé a la boca. Stella vio mi acción de reojo y dejó de darle a su marido para recorrer sus rodillas hacia atrás, dejando la grupa mojada cerca de mi cara “Ya me diste lengua almendrada, ahora dame de la tuya”, ordenó antes de comenzar a besar a su exmarido.
    
    –¿Me amas, aunque sea muy puta, mi amor? –le preguntó a Cornelio.
    
    –¡Te amo puta, mi Nena! –contestó él fundiéndose en un beso con su exesposa, en tanto que yo le metía la lengua a Stella en la vagina hasta donde alcanzaba mi lengua.
    
    ¡Fue delicioso sentirla calentísima, tallando su trasero en mi cara y sorber el flujo de sus venidas adicionales que le causaban el amor del beso de Cornelio y el frenesí de mis chupadas con viajes de mi lengua desde el ano a la vagina, ida y vuelta! Se ensartó otra vez en el miembro de Cornelio que ya estaba un poco repuesto. Se movió para cogérselo muy bien y a mí sólo me quedaron sus nalgas y su ano para lamer. Se vinieron otra vez y el líquido salía en cada bombeo escurriendo por el tronco. El beso de ellos y el magreo de chiches que hacía Cornelio continuaban. Esta vez no lo pude impedir y mi boca fue a la raja y al tronco de Cornelio para saborear directamente el amor que se entregaban.
    
    –Ber, por favor, ¿me la metes por el culo? – solicitó Stella sin sacarse la verga de Cornelio de la ...
    ... pucha.
    
    Yo concedí su deseo de inmediato, acomodándome y metiéndola poco a poco. Para ayudarme a que resbalara mejor, con mi mano tomé una y otra vez los jugos que escurrían y los ponía en mi tronco; a veces eran de la raja y del tronco de la verga de mi amigo, otras del escroto y de su pubis. Entró toda y mis huevos colgantes se friccionaban con los de Cornelio que había cerrado sus piernas para que se elevara el nivel y compartíamos la humedad que él le sacaba a Stella. Nuestros penes se “saludaban” a través de las paredes en cada embestida que dábamos. ¡Me vine dando un grito! y quedé encima de ellos hasta que Stella me tumbó hacia la cama. Qué bueno que lo hizo, de otra manera, mis ochenta kilogramos la hubieran asfixiado.
    
    Stella, entre los dos, se puso boca arriba. Sus tetas, desparramadas, le colgaban hacia los lados. Nos tomó del cuello y nos acercó la cabeza a la teta, una a cada quien. Nosotros chupamos como becerritos y quedamos dormidos por un par de horas. Despertamos cuando Stella se paró al baño. Cornelio y yo quedamos frente a frente y sonreímos al ver que nuestros cuerpos y cara tenían señales de semen, flujo y babas por todas partes.
    
    –¿Siempre ha sido así tu mujer? –pregunté llamándola “tu mujer” y no “tu exmujer”.
    
    –No es sólo mía, ¡sabe Dios cuántos se la han cogido! Pero seguramente que nunca lo ha gozado tanto como ahora, ni de lejos se parece al trío que hicimos con Ociel. Bueno, sí nos dirigió igual que lo hizo ahora –precisó.
    
    –¡Es muy hermosa y se ...
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