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La hermana de un amigo me obliga a masturbarme
Fecha: 08/06/2018, Categorías: Erotismo y Amor Autor: Sevillano, Fuente: CuentoRelatos
... Era el sábado por la mañana cuando venía caminando hacia mi casa. Alguien me habló por la espalda. Era el melenudo. Me dijo que no había olvidado lo que pasó el otro día y que era una asquerosidad. Que se lo había dicho a Verónica y ella estaba muy enfadada. Que no se lo habían dicho a nadie pero que pensaban decírselo a sus padres y que si yo no quería que eso pasara que esta tarde fuera tras comer a la casa de Enrique. Yo escuché todo eso sin hablar. Acojonado solo asentí con la cabeza. Aquella mañana la pasé encerrado en mi habitación, luego apenas almorcé. Luego le dije a mi madre que saldría un rato. Con pasos temblorosos me dirigí a casa de Enrique. Al llamar al timbre se abrió la puerta. Era el melenudo. Me dijo que subiera arriba al mini salón. Temí entrar arriba y que toda la familia estuviera esperándome para destrozarme moralmente. Pero sólo estaba Verónica. Verónica y el melenudo, claro, que venía detrás de mi. Ellos dos se sentaron en uno de los sofás y yo en el otro. Yo miraba al suelo, y notaba que estaba sonrojado. Verónica me dijo que el novio le había contado lo que yo había hecho. Que estaba muy defraudada. Que me conocía desde hacía años y que nunca me hubiera creído capaz de hacer aquella guarrada. Yo no alzaba la vista del suelo. Luego estuvimos todos un rato en silencio. Abrió ella de nuevo la boca para decirme que se lo iba a decir a sus padres a la noche cuando llegaran. Que estaban con Enrique en Sevilla comprando unas cosas ...
... pero que esta noche en la zona sabrían lo que yo había hecho. Mi corazón estaba a mil y sentía ganas de llorar. -Pero tienes una posibilidad de que no se enteren. Yo alcé la vista y la miré. Vi que el novio sonreía. -Levántate y bájate los pantalones. Yo no creía lo que me estaba diciendo. Casi ordenando. Pero lo hice. Me puse de pie y me quité el botón del vaquero que llevaba. Luego me bajé unos slips azules que llevaba. Mi polla asomó con la mata de pelo joven y rizado que la rodeaba. Estaba erecta, aunque yo no me había dado cuenta. Vi que ambos me miraban con sonrisas. Verónica se levantó también. Llevaba unos shorts rosas. Se los desabrochó y los dejó caer a los pies, se los sacó por encima de unas sandalias planas de tiras blancas que llevaba. Se había quedado con una camiseta de tirantes blanca y unas braguitas blancas también. Para mi sorpresa se dejó caer también las braguitas a los tobillos. En su lugar apareció una mata de pelo oscuro. Sacó los pies de la braguita, la agarró y me la lanzó al sofá que estaba a mi lado. Ella se volvió a sentar. -Esa si huele a mí. Cógela, y si no quieres que toda la gente se entere de lo que estabas haciendo... pajeate para nosotros ahora. Yo no daba crédito a lo que oía. Pero reaccioné agarrando las braguitas. Mi corazón estaba desbocado y mi polla apuntaba al cielo toda surcada por venas y venas. Solo agarrar sus braguitas noté su olor. Incluso noté que estaban algo caliente. Pero fue su olor lo que ...