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La hermana de un amigo me obliga a masturbarme
Fecha: 08/06/2018, Categorías: Erotismo y Amor Autor: Sevillano, Fuente: CuentoRelatos
... me fascinó. Era una mezcla de un olor dulzón pero fresco, con algo de olor a sudor e incluso de pis. Mirando a la pareja que me miraba desde el sofá me la llevé a la nariz con una mano. Mi otra mano ya recorría mi polla. Aspiré fuerte el olor de las bragas de Verónica e inicié mi paja. Siempre me ha gustado hacérmelas de forma dura y aquello hacía, empujado por la costumbre, sí, pero también por la excitación del momento. Ellos ahora estaban besándose mientras me pajeaba. Vi que las manos de él se metían debajo de la camiseta de ella y que ella no llevaba sujetador. Dos perfectas tetas de color blanquecino lechoso aparecieron cuando él le quitó la camiseta. Ella lo desnudó entonces a él. Un cuerpo más peludo que el mío asomó, con otra polla erecta y dura. Empezó a comérsela, él de pie y ella sentada en el sofá. Yo no perdía ojo. Había bajado las bragas hasta mi glande y ya estaba manchada de líquido preseminal. Frotaba la prenda contra mi polla imaginando que era el propio coño de Verónica. Verónica se levantó y vino hacia mí contoneándose y sonriendo. Llevaba agarrado al novio de la polla. Al llegar a mí, me hizo apartar la mano que sostenía la braga que frotaba en mi polla y dejó caer un largo hilo de saliva sobre mi polla. Me dijo que ya podía seguir y colocó al melenudo junto a mí. Ella se puso de rodillas delante de él y siguió con la mamada. Sentía los gemidos de él al sentir lo que le hacía. Yo lo único que sentía de ella eran los restos de saliva en mi polla ...
... y su mano que estaba sobre mi zapatilla deportiva apoyada. Seguí con mi paja, ahora de forma más bestia. Al momento ella se levantó y cogió de nuevo al novio por la polla. Se fueron hacia el sofá. Ella se tumbó y abrió las piernas dejando ver ese coñito peludo que tenía. Bajo los pelos se veían los sonrosados labios. El melenudo se colocó entra las piernas y la penetró. Ella gemía ante la follada. Sus pies, todavía calzados con las sandalias, descansaban en los hombros de él y se movían ante cada embestida. Yo seguía con mi paja, viendo desde detrás como la polla del tío entraba en el cuerpo de la hermana de mi amigo, escuchando sus gemidos, sus gritos de placer. Viendo como su mano se aferraba a la funda del sofá. Viendo como su piel se sonrojaba ante los roces de la otra piel. El melenudo fue el primero en correrse. Lo hizo con un gruñido y encogiéndose sobre el cuerpo de Verónica. Imaginé su leche llenando el interior de aquella chica a la que yo había visto convertirse en mujer. Ufffff Yo seguí con mi paja. Me faltaba muy poco ya. Alguna gotera incluso había caído ya al suelo de la habitación. El tío sacó la polla de ella y la chocó varias veces contra el pubis de Verónica dejando un rastro de semen en el pelo. Yo había dado un par de pasos adelante. Verónica se incorporó allí tendida en el sofá, abierta de piernas sobre sus codos, y me dijo que me acercara. Así lo hice, viendo como el melenudo estaba allí sentado mirando también. Verónica me miró ...