1. Chantaje adolescente


    Fecha: 08/06/2018, Categorías: Confesiones Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Me llamo Raúl y tengo 18 años. Esta historia ocurrió hace ya 4 años, cuando aún estudiaba.
    
    Siempre he sido una persona demasiado adelantado para mi edad. Con once años me dedicaba a jugar con equipos de electricidad y con trece ya me entretenía, cuando mi padre me dejaba, a revelar y positivar negativos de blanco y negro en un laboratorio que él tenía instalado en casa. Debido a mi soltura con los reveladores y a mi afición, conseguí que papá me dejase manga ancha para montar mi propio "negocio" con los compañeros y conocidos. Como mis estudios iban superbien, me dejaba dedicar casi todo mi tiempo libre a revelar fotografías. Compraba material que empleaba en revelar lo que me daban mis amigos, y con lo que les cobraba lo reinvertía en mi "negocio". No era para hacerse rico, pero sacaba algunos ahorrillos para mis vicios. Con catorce años mi picha tenía ya vida propia, que yo aprovechaba para darle gusto cada vez que podía, que era muy a menudo, siempre fantaseando con Elena, una chavalita de mi clase que está superbuena. La muy zorra salía desde hacía unos meses con un pavo cuatro años mayor que ella que no paraba de hacerle mimos y carantoñas que me ponían de una mala leche cada vez que los veía tan acaramelados.
    
    Como la Elena, cada día que pasaba estaba más buena, me propuse hacerle una faena para llevármela al huerto, ya que mis acercamientos por las buenas siempre habían terminado en un rotundo fracaso y en amenazas con azuzarme a su novio. Como yo no podía ...
    ... competir con la torre de su novio, opté por emplear la maña sobre la fuerza y me dispuse a preparar un buen plan que me llevase a llenarle en coño a la niña, pues sabía de cierto que la putilla ya se dejaba follar por su novio, aunque siempre con condón, tal y como me confió una amiga común llamada Gema.
    
    Para este plan contaba con mis conocimientos y experiencia en fotografía que me servirían mucho para llevar a buen puerto la jugada.
    
    Durante las clases de gimnasia, las chicas se cambiaban en un cuartillo separado de los chicos, cuartillo además que servía para guardar el material. Durante varios días, con la escusa de coger balones me dediqué a estudiar el lugar para realizar mi plan. Además de colchonetas, redes de bolei, pelotas, un potro, bancos y un plinton, no había nada dónde ocultarse. Durante varios días mi plan se fué al garete, pero una noche, pensando antes de dormirme, tuve una excelente idea que me calentó tanto que no tuve más remedio que meneármela a la salud de la niña.
    
    Al día siguiente cogí mi cámara de fotos, dos carretes y me dispuse a completar mi plan. Durante la clase anterior a la hora de gimnasia le dije al profesor que no me encontraba bien y que me iba a casa, por lo que salí con mis cosas y me dispuse a iniciar la jugada. Con cuidado me fui al cuarto de material y me metí debajo del plinton, levantando los cajones y procurando que los agujeros para moverlo quedasen enfocados hacia la zona donde se cambiaban las chicas. Allí esperé oculto y a ...
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