1. La petición de Ana


    Fecha: 22/06/2022, Categorías: Voyerismo Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... introdujo sus dedos bajo la falda. Enseguida vi que se estaba quitando las bragas. No sé si alguien se dio cuenta, no pude mirar alrededor, sólo a ella, que me puso las bragas en la mesa, delante de mí.
    
    —¿Estás preparado? —Preguntó sonriente.
    
    Asentí y se levantó. Caminó hacia el interior del centro y vi como la miraban todos, la verdad es que iba espectacular. Algunos cruzaron la mirada conmigo y sonrieron como dándome la enhorabuena. Guardé las bragas en un bolsillo y la seguí.
    
    Iba caminado despacio por la galería, que ya había trasiego de gente deambulando de un lado para otro. Llamaba la atención y todos los hombres se giraban al verla pasar, pero también las mujeres. Aquellas piernas largas y torneadas se descubrían prácticamente desde debajo del culo, no había más tela. Al pasar por el escaparate de una zapatería se inclinó para ver unos zapatos. Eso hizo que algunas personas se detuvieran detrás de ella a contemplar bien la vista. El vestido dejaba ver buena parte de sus deliciosos cachetes y nadie quería perderse el espectáculo, aunque algunos no se detenían por pudor. Entró en la tienda y yo tras ella. Había poca gente y una dependienta se me acercó, pero le dije que sólo estaba mirando, fui justo con el comentario. A ella se había acercado un vendedor y le había pedido los zapatos del escaparate. El dependiente volvió con una caja y se la entregó.
    
    —¿Serías tan amable de ayudarme a ponérmelos? —Le preguntó coqueta.
    
    El vendedor aceptó, ella se sentó y ...
    ... él se agachó delante de ella, abrió la caja y sacó uno de los zapatos. Ella se había descalzado y alzo su pierna hacia él. En ese momento él estaba pendiente de su tarea, pero en cuanto encajó el zapato y levantó un poco la vista, se encontró con el coño de Ana a escasos centímetros de su cara. Su gesto se transformó, y ella estaba empezando a disfrutar.
    
    —¿Qué te parece? —Preguntó el vendedor entrecortado.
    
    —¿Y a ti? —Quiso saber Ana con una sonrisa enorme.
    
    —Bien, bien... Me refería al zazapato. —El chico estaba nervioso y se trababa un poco. Su mirada no tenía claro donde debería detenerse.
    
    —Bien, ¿puedes ponerme el otro? —Y extendió la otra pierna hacia él.
    
    Él sacó el otro zapato de la caja y se dispuso a hacer su trabajo, echando miradas de soslayo a la entrepierna de Ana, que, consciente de la vergüenza y los colores que tenía el chico, separó las piernas para que tuviera una visión completa de su coño. Él movía el zapato intentando meter el talón de Ana, pero su mirada estaba centrada en otro lugar. Ella enderezó la espalda y se llevó una mano al coño lo más disimuladamente que pudo, separando sus labios vaginales para él. El chico metió el zapato y se levantó. Le hizo un gesto para que caminara con ellos. Ella se levantó y dio unos pasos por la zona. Se detuvo frente a un espejo y se los miró girándose para verlos desde distintos ángulos. Miró al dependiente.
    
    —¿Te gustan?
    
    Él asintió con la cabeza, el pobre lo estaba pasando fatal.
    
    —¿Crees que me ...
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