La becaria
Fecha: 30/06/2022,
Categorías:
Hetero
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
Veo tu mente expectante, ávida. Tu mirada me contempla desde abajo. Estás sentada en la cama y sigues mis palabras y movimientos.
Paseo por la habitación, diseccionando qué hacemos allí. Tú estás sentada, con las manos sobre las rodillas, un poco descuadrada por la situación, pero anhelante y servicial como siempre.
Te has arreglado tal y como te pedí. Seguro que has puesto el mismo rigor que en el resto de cosas que te indiqué. Estás acostumbrada a cumplir con mis instrucciones en el día a día. Pero ya desde que nos conocimos, tu mirada me dijo algo más.
Contemplo tu tensión, tu contradicción. Por un lado, tu excitación y tu atracción son evidentes. Pero te cuesta llevar a la realidad tus deseos. No sabes bien cómo y te cuestionas si es apropiado.
- ¿Qué quieres? – preguntas con esfuerzo.
- ¿Y tú? ¿Por qué estás aquí? Has alquilado la habitación, te has maquillado…
- Tú me lo pediste – protestas, pero te arrepientes de esa respuesta.
Eres lista y sabes que no me refería a eso. No te respondo y el silencio te agobia.
- No lo sé – cedes al fin.
Te contemplo hasta que bajas la mirada.
- Quería que nos viésemos a solas.
No creo que pueda sacarte más de momento.
- Ok. ¿Estás bien?
- Sí – exhalas – o no. Un poco nerviosa porque…
- Levántate – te tiendo la mano.
Te beso en cuanto te levantas, sin darte tiempo a pensar. Nuestro primer beso.
Me ofreces la boca, pero tus brazos siguen en tus costados, sin saber qué hacer. Busco tu ...
... lengua inexperta con la mía, invadiendo tu boca y marcando el ritmo.
Beso tu cuello y tu oreja y escuchando tu respiración acelerada. Apoyo mi cuerpo sobre el tuyo hasta que tu espalda descansa en la pared.
Cuando me separo, tu cara queda vuelta hacia arriba, tus ojos cerrados todavía unos instantes. Estás entregada.
- Quítate los zapatos.
Me encanta: con la excitación no aciertas a quitártelos. Y te pones nerviosa porque no quieres cortar el momento. Con mi mano en tu cuello y mi pulgar sobre tus labios, te desabrocho el pantalón. Haces además de ayudarme, pero te contengo.
- Quieta.
La orden ha sido ambigua. Quiero comprobar hasta dónde llega tu docilidad. ¿Cuánto crees que te he pedido? ¿Cuánto serás capaz de aguantar sin moverte?
Tus pantalones caen al suelo. Acaricio despacio el contorno de tus bragas, por delante y por detrás. Desabrocho tu camisa lo suficiente para dejarte el escote a la vista.
Tu cara está roja y respiras agitada. Contemplas una mano que pasa entre tus pechos y se posa en la piel desnuda de tu ombligo; se cuela bajo las bragas y empieza a acariciarte.
Tu excitación es máxima. La juventud te enciende los sentidos. Tu humedad encharca mi mano rápidamente.
- ¿Te gusta?
- Sí – susurras con los ojos cerrados.
Pero me aparto de ti.
- Ven aquí.
Es algo cómico verte dar pasitos con los pantalones por los tobillos.
- ¿Qué quieres? – te pregunto mientras te acaricio las bragas.
- Que me toques – respondes con un ...