1. ¿Nos vamos de casa rural?


    Fecha: 14/07/2022, Categorías: Erotismo y Amor Autor: Legasex, Fuente: CuentoRelatos

    Amigos lectores y lectoras, hoy os traigo un relato con la Señorita R y una habitación en una casa rural.
    
    Es sábado por la mañana. Sabía que este fin de semana estaría solo en casa, así que te propuse que vinieras a una casita rural a dormir conmigo y aceptaste.
    
    Abro los ojos, tu cuerpo está junto al mío. Cierro y vuelvo abrir los ojos repetidamente. Un brote de luz entra por las rendijas de las persianas de madera, insuficiente para distinguir con nitidez los objetos, pero si saber más o menos lo que hay en el los aposentos.
    
    Me giro hacia ti, aun duermes. La verdad es que es un poco incómodo los dos en esta cama ya que era un poco estrecha, pero supongo que la incomodidad ha valido la pena.
    
    Sonrío. Tú estás ahí. Pese a creérmelo no deja de asombrarme. Tu cuerpo yace desnudo junto a mi propia desnudez.
    
    Te doy un beso en el pelo como dándote unos rápidos buenos días. La sangre acude a mis músculos para un movimiento rápido presa de una idea, pero me detengo y me levanto suavemente para que no despiertes.
    
    Lentamente acerco la cama a la chimenea con prudencia de no provocar ningún accidente, pero enfocando todo el calor posible a la cama, no me gustaría que te resfriases.
    
    Retomo mi posición original y ahora sí, te beso con más suavidad. Mis labios besan tu cabello. Mis dedos acarician la circunferencia de tu oreja apartando tu pelo. Despejando la parte de tu cuello que queda justo detrás de tu oreja para darte otro beso.
    
    Mi mano se acerca a la ropa que ...
    ... cubre tu hombro, la coge con decisión. Hay dos ideas en mi mente. Dar un fuerte tirón para contemplar toda tu desnudez de golpe, como un flash, pero esto te despertaría de una forma predeciblemente no deseada, demasiado bruscamente. Así que opto por la segunda, que es más tierna, como traerte suavemente del sueño a la vigilia.
    
    Bajo suavemente esa protección que te envuelve, huelo tu hombro, lo beso despacio con una suave presión, sonrío, tengo la tentación de darte un gran lametón, pero me contengo.
    
    Bajo un poco más la sabana, descubro más tu brazo, un poco de espalda queda al descubierto, me estremezco, beso esa pequeña porción de tu piel, emito un suave suspiro como el que saborea un delicioso manjar.
    
    Hecho aliento en mi mano, para calentarla, la deslizo bajo las sabanas acariciando tu brazo, suavemente, mientras aspiro el aroma de tu cuello.
    
    Mi respiración se agita, la sangre se acelera.
    
    Trato de calmarme, me digo a mí mismo: "Tengo que seguir" "Despacio".
    
    Tú pareces notar algo, te giras, quedas bocarriba, emites una especie de sonido. Me quedo muy quieto. Te observo. Parece que sigues dormida. Respiro aliviado.
    
    Alejo la mirada de tu rostro y miro tu cuerpo. -"¡Por los dioses!"- Pienso para mis adentros. Esto empieza a volverse insoportable. Dos enormes prominencias levantan la ropa de la cama.
    
    Vuelvo a mirar tu cara, sigues dormida, ni una leve sonrisa ante la cara de bobo que debo tener. Casi me siento un poco decepcionado, como si quisiera que te ...
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