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Mi linda sobrina
Fecha: 09/06/2018, Categorías: Incesto Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... correspondiente órgano de Elena. Casi al instante, como obedeciendo a un instinto primario, su lengua comenzó a describir círculos con tanta insolencia como la mía. Mi sobrina mientras tanto, apartada de todo, fingía ver la película, aunque supuse que nos miraba de reojo. Lógicamente yo había besado una infinidad de veces durante toda mi vida, pero el hecho de ser participe de aquellos besos virginales me provocó una increíble excitación. Ella en cambio se limitaba a corresponderme casi de forma monótona, aunque quise creer que también era presa de una agitación similar a la mía. No pude contenerme más y ardí en deseos de acariciarla. Puse mi mano en su pierna y palpé suave su rodilla, mientras hacía intención de remontar bajo la falda, pero la mano de ella me lo impidió. Decepcionado, intenté también acariciar sus pechos, pero recibí un nuevo rechazo. Estaba claro que ella deseaba practicar besos conmigo, pero nada más. Sus tesoros más íntimos parecían reservarse para algún otro más importante. Pero yo estaba demasiado excitado. Quería acariciar aquel cuerpo juvenil que se me negaba como un completo poseso. Jadeaba de pasión y decepción. Supongo que entonces se apoderó de mí el animal ancestral que sólo desea apoderarse de los tesoros del sexo opuesto sin reparar en nada más. No puedo decir qué motivó mi extraña e inesperada reacción. Solo sé que sucedió. Despacio deslicé mi mano por la espalda y, nuevamente con ...
... suavidad, la deposite en la rodilla derecha de mi sobrina. Noté como ella dio un respingo. Durante unos momentos prolongué el grotesco cuadro que formaba besando a una adolescente por un lado y posando mi mano en la rodilla de otra. Esperaba un rechazo y el final de aquella aventura, pero mi sobrina no se movió. Aquello me excitó aún más y comencé a acariciar el muslo de Eva, aquel muslo virginal de 15 años que había visto crecer, tanteando por debajo de su falda. No sé si Elena se dio cuenta de mi maniobra, o si ya había obtenido lo que quería, o si se tenían que volver al colegio, pero abandonando mi abrazo ella se puso de pie y dijo que tenían que marcharse. Mi mano se retiró de inmediato y mi sobrina también se puso de pie. Yo permanecí sentado. En la oscuridad miré a Eva y vi un extraño brillo en sus ojos que no supe interpretar. Permanecí en la oscuridad de la sala hasta el final de la película, si bien no la prestaba atención. No dejaba de pensar en lo que había sucedido entre una adolescente, mi sobrina y yo. Tenía miedo de la reacción de esta. Tardé varios días en volver a ver a mi sobrina. Probablemente ella estuvo esquivando encontrarse conmigo en el tren y yo por mi parte evité ir a casa de mi hermano. Supuse que ambos estábamos avergonzados de lo que había sucedido y que no se volvería a repetir. Una semana más tarde, sin embargo, me sorprendió recibir una llamada suya en mi casa. Sus padres no estaban y ...