Embrujo gitano
Fecha: 23/07/2022,
Categorías:
Erotismo y Amor
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... encontré alterada, hasta tal punto que tuve la certeza de que había recibido mensaje de ese asqueroso gitano, de modo que no me sorprendí cuando me anunció que salía un rato a hacer unos recados y quizá tomara un café con una amiga. Quería impedírselo, pero no sabía cómo, y ella tampoco me concedió mucho tiempo. Así que me quedé como un tonto en medio del salón observando cómo salía de casa.
Un minuto más tarde salí hacia la casucha del gitano con la esperanza de que ella no estuviera allí. Pero no fue así. Estaba allí frente al gitano, atendiendo lo que él decía y asintiendo de vez en cuando, en perfecta sintonía con el calé. No permanecieron mucho tiempo así. Atendidas las instrucciones mi mujer se dispuso como en la vez anterior, de pie reclinada sobre una mesa, ofreciendo su hermoso culo a aquel hombre.
Cuando creía que todo iba a empezar oí cómo se abría la puerta de la sala y aparecía la mujer del gitano, una chica menuda, morenísima, con una palangana llena de agua y una especie de vara de madera muy clara, y me quedé perplejo viendo como aquella chica levantaba la falda de mi esposa y con sumo cuidado le bajaba la braga, levantándole un pie y luego otro hasta para cogerla en sus manos e introducirla en la palangana, como para lavarla.
Entretanto el gitano había encendido un cigarro y se estaba sirviendo un generoso vaso de vino tinto, mientras observaba la operación.
La gitana escurrió bien la braga, envolvió con ella la vara de madera y con cuidado fue ...
... introduciéndola en el culo de mi mujer que, tras dar un ligero respingo, permaneció inmóvil.
La gitana, introdujo el palo lo suficiente para que la braga casi desapareciera en el interior de mi esposa, y parecía que lo giraba, antes de extraerlo de nuevo. Una vez extraída la prenda en su totalidad, la introdujo en la palangana, la limpió, la escurrió y repitió la operación de limpieza del ano de mi mujer.
Una vez concluido el proceso de limpieza anal, el gitano se bajó el pantalón hasta los pies sin apagar su cigarrillo, dio un nuevo sorbo a su vaso de vino, y se posicionó tras mi esposa para introducir su enorme polla en el aseado culo de mi esposa, quien gimió en cuanto sintió el glande de aquel hombre rozar sus agujero. Sonrió el gitano con el cigarro en la boca, separando las nalgas para facilitar la entrada y embistió con fuerza cuando sintió que había dado en el blanco.
Un nuevo gemido de mi mujer, esta vez más profundo, fue el preludio de un montón de embestidas de aquel animal, taladrando el orificio que a mí jamás me había permitido tocar.
Mi mujer gemía y el gitano empujaba bajo mi atenta mirada y la de la gitana, que observaba aquello de la misma manera que hubiera mirado a su hombre mientras ponía un cuadro.
Al fin mi mujer emitió un aullido interminable, y el gitano resopló inundando de semen el conducto de mi esposa, que apareció como si tuviera un tapón blanco cuando él se separó para tomar un nuevo sorbo de vino.
Mi mujer se mantuvo un tiempo ...