1. Ana 7: cogiendo con desconocidos


    Fecha: 10/06/2018, Categorías: Gays Autor: Gabriel B, Fuente: CuentoRelatos

    ... que acá sabemos tratar bien a las mujeres. — dice Maxi.
    
    Juanpi trae una silla del fondo para que se siente y la pone del lado del mostrador. Se sientan uno en cada lado de ella, rodeándola, apresándola. Recuerda haber vivido una situación similar hace meses, cuando su vecino y el gasista del edificio donde vive, la apresaron con sus cuerpos y se la cogieron toda la noche. Pero ahora era distinto, ahora ella quería estar ahí, y no veía la hora de que esos chetos lindos la arrinconen con sus cuerpos y la despojen de toda su ropa.
    
    Se quedaron hablando un buen rato sobre cosas sin importancia. Ana le contó que era violinista. Ellos eran universitarios a punto de recibirse de contador y licenciado en comercio internacional. Le contaron que luego de medianoche, salvo los fines de semana, el barrio era la muerte, nadie andaba por ahí.
    
    A Ana no le interesa nada de eso, sólo quiere ser penetrada. En un momento se paró para agarrar un paquete de pastillas de menta. Estaban tan juntos que, cuando lo hizo, rozó sus nalgas con el hombro de Juanpi. Él sintió el culo firme de ella, y mientras agarraba las pastillas no paraba de comerla con la mirada.
    
    Maxi piensa que Ana es hermosa por donde la mire. La carita de nena inocente contrastaba mucho con ese cuerpo escultural, pero también era perfecta: blanca, sin imperfecciones, con solo verla se sentía su suavidad.
    
    Tomaron varios vasos de fernet con coca y en un rato ya parecían amigos. En un momento Ana comenzó a sentir que ...
    ... unos dedos le acariciaban el culo. La silla era pequeña, así que una parte de las nalgas estaba en el aire, y cada tanto sentía la caricia casi imperceptible. Como ella no daba señales de sentirse molesta, Juanpi comenzó a tocarla con más frecuencia. Ese toqueteo le gusta. Maxi se da cuenta de lo que pasa y no queriendo quedar atrás, cada vez que habla, aprovecha para tocarle la pierna. La siente firme a través de la calza negra.
    
    Pasan unos minutos con ese franeleo, rozándose, oliéndose, sintiéndose. Ana ya se siente mojada y cree que es hora de ir al grano.
    
    —¿Qué pasa? — dice mirando a Juanpi — ¿tanto te gusta mi culo que no parás de tocarme? — habla con una sonrisa para que entiendan que no está molesta. — me habían dicho que no eran violadores eh jaja.
    
    —No lo somos. — dice Maxi, que estira el brazo, para agarrarla de la cintura, y la atrae hacía él, arrastrando un poco la silla, para comerle la boca.
    
    A Ana le gusta como besa el rubio, abriendo mucho la boca, cambiando el rostro de posición a cada rato. Entonces se paran y extienden el beso. Ana se cuelga de su cuello, incluso con tacos es más baja que él. Mientras saborea los labios de Maxi, siente el pellizco en el culo.
    
    —Si, la verdad que me gusta mucho tu culo. — le dice Juanpi susurrándole al oído. Y mientras sigue masajeándole las nalgas, le corre el pelo a un costado y le besa la nuca. Maxi, va a su cuello de cisne para besarlo, y le frota las tetas con ambas manos.
    
    —¿Así que sabés cómo tratar a las ...
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