1. Ana 7: cogiendo con desconocidos


    Fecha: 10/06/2018, Categorías: Gays Autor: Gabriel B, Fuente: CuentoRelatos

    ... mujeres? —le dice Ana recordando lo que le dijo el rubio unos momentos antes.
    
    Durante largos minutos Ana se ve envuelta en una sucesión ininterrumpida de besos y caricias en todas sus zonas erógenas. Las cuatro manos y las dos bocas, abarcan todo su pequeño cuerpo. Siente simultáneamente los besos en la nuca, el manoseo en el culo, la presión de un pene duro sobre su ombligo, los pezones presionados por dedos expertos, las manos que la tantean desde la pierna, pasando por la cadera, subiendo a la cintura, para ir a posarse en su teta, como dibujándola. Siente que el fuego se enciende desde adentro suyo, y el calor se esparce por todo su cuerpo. No sólo es su sexo, está caliente de pies a cabeza. A ninguno de los tres parece importarle que estén a la vista de todos, que cualquiera que pase pueda verlos a través de las rejas. Están borrachos de placer, abrazados, pegados como si fueran uno.
    
    Un taxista los observa desde la avenida y comienza a tocar bocina como festejando el espectáculo. Sólo entonces salen de su paraíso diminuto, y vuelven a percibir el mundo que los rodea. Sin embargo, ninguno de los hombres se desprende de Ana, y ella tampoco da señales de querer librarse de ese nudo que formaron con sus cuerpos.
    
    El taxista finalmente se pierde, engullido por la oscuridad de la noche.
    
    —¿Tienen un lugar donde podamos garchar tranquilos? — pregunta ella.
    
    Los hombres se sienten maravillados y violentados por el desparpajo de esa rubia descomunal.
    
    —Sí. — Afirma ...
    ... Maxi — la llevan al fondo. Al lado de una heladera que está pegada contra la pared hay una puerta que no se ve desde cualquier ángulo. Maxi la abre.
    
    Es un pequeño cuarto, con una cama hecha. Ana no puede reprimir la risa.
    
    —Jajaja ¿a cuantas minas se cogen acá?
    
    —La usamos para dormir un par de horas cada uno. — dice Juanpi, que ya está metiéndole mano de nuevo.
    
    —Acá te vamos a coger ¿te parece? — dice Maxi.
    
    —Donde quieran, pero cójanme ya. — pide Ana, sacándose la musculosa negra, y comenzando a deshacerse de los tacos.
    
    —¿Qué hacemos? — le pregunta Maxi a su amigo. — ¿nos turnamos para que uno cuide el local, o nos la cogemos los dos?
    
    —Mejor nos turnamos — Dice Juanpi. — a ver si justo viene un cliente.
    
    Maxi es el primero en quedarse adelante a atender a los posibles clientes.
    
    Juanpi se pone en bolas en un abrir y cerrar de ojos. Tiene un físico imponente: los hombros anchos y poderosos, los pectorales y las abdominales marcadas, las piernas gruesas, bien ejercitadas. La agarra de la cintura y la hace girar, dejándola de espaldas a él. Le baja la calza de un tirón. Tiene una bombachita negra con trasparencias, la única prenda que la cubre. Se arrodilla, le muerde el culo, y cuando sus dientes se cierran, tienen entre ellos la tela negra. La tironea para abajo, descubriendo el culo blanco y depilado, y sigue bajando para desnudarla por completo.
    
    —Vení a la cama preciosa. — le dice, mientras se tira boca arriba sobre el colchón. El cuerpo vigoroso ...
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