1. Samuel y Carmen


    Fecha: 13/08/2022, Categorías: Infidelidad Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... su voz transmitiendo una serenidad.-Pero ven me gustaría mostrarte algo.-Dijo guiándome hacia una esquina donde ante mi sorpresa se encontraba "El carro de heno" del Bosco, no me lo podía creer, allí estaba uno de las pinturas más fantásticas que una persona pudiera apreciar.
    
    -¿Es...?.-Dije sin acabar de créeme que fuera cierto.
    
    -El carro de heno.-Dijo afirmando.-Santiago había apoyado sus manos en mis hombros como si quisiera hacerme un masaje, yo estaba hipnotizada admirando la obra de uno de mis pintores favoritos, precisamente mi tesis se basaba en su ostracismo e influencia sobre Felipe II.
    
    -No me lo puedo creer, ¿pero no está en el Prado?.-Dije sintiendo sus manos acariciando mi cuello.
    
    -¿Seguro que el del Prado es el auténtico ?.-Sus palabras salieron muy cerca de mi oreja, eran como susurros.
    
    -Si...no, no lo sé.-Mi piel comenzaba a erizarse por el contacto de sus labios en mi cuello.
    
    -Acércate más y mira su trazado, aquí tú eres la experta.-Dijo acercándome más al cuadro.
    
    Me sentía como una niña pequeña, sus manos acariciaban mis hombros mientras yo estaba en un sueño, los trazos del pincel tan característicos, la luz reflejada sobre los rostros, sin duda eran de el, sentía como mis pezones se erizaban sintiendo los labios de Santiago en mi espalda descubierta.
    
    -Que dice le experta?.
    
    -En un principio si, aunque es muy difícil por la cantidad de imitadores que tuvo.-Dije intentando mantener la cordura.
    
    -Exacto, su obra se conoció ...
    ... después de su muerte, sé que tu obra es y puede ser excelente, maravillosa.-Sebastián hablaba a la vez que acompañaba cada elogió con un pequeño beso en mis hombros, mis manos se cerraban intentando soportar tal tortura, me atraía eso estaba claro, mi cuerpo no mentía, mis pechos estaban duros y la humedad inundaba mi intimidad como el relente de la noche, no me atrevía a darme la vuelta para mirarlo, si lo hacía estaba perdida, hacia mucho tiempo que mi vida cargada de infidelidad había pasado, era una mujer casada...casada...casada, me decía repetidamente como si fuera una vacuna contra la felonía.
    
    -Cariño!.-Me quedé de piedra al oír la voz de una mujer.-No me has presentado a nuestra invitada.
    
    Me giré en redondo para ver a la propietaria de aquella voz, una mujer alta, una blusa abierta prácticamente hasta su ombligo sujetando milagrosamente sus grandes pechos en el interior junto a una falda larga abierta por un costado que dejaba ver sus pierna morena hasta el inicio de sus bragas nos observaba desde la otra esquina de la sala, desconocía cuánto tiempo llevaba allí y lo que podía haber visto.
    
    -Perdona querida, un descuido por mi parte.-Santiago seguía con sus manos en mis hombros sin importar que su mujer lo viera, cosa que me trastocó sintiéndome como un juguete en sus manos.
    
    La mujer se acercó despacio hacia nosotros como tomándose el tiempo necesario para poder observarme con sus ojos color avellana, su melena estaba recogida en un maravilloso moño dejando al ...
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