1. El repartidor de Glovo


    Fecha: 14/08/2022, Categorías: Hetero Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Diré que me llamo Raquel, tengo menos de 30 años y soy médico en un hospital de la ciudad dónde vivo.Soy alta, con un cuerpo bien definido y atlético. Me considero una chica clásica, inteligente, educada y muy alegre. He crecido en una familia muy tradicional y siempre hemos tratado los temas sexuales con mucho reparo, por lo que me cuesta contar esto por el pudor que me han inculcado.
    
    Vivo sola en un apartamento alquilado cerca del centro de la ciudad,y tras estos últimos meses de confinamiento, en plena pandemia mundial por el covid-19, he pasado muchas más horas solas de lo normal debido al distanciamiento social obligatorio y las precauciones propias de mi profesión.
    
    No se sí por el stress propio de esta pandemia, por el aumento de horas en soledad, porque hacía menos deporte de lo que estoy acostumbrada o por cualquier otra razón hormonal, me encontraba con mucho apetito sexual y por ese motivo decidí comprarme un Satifyer. La verdad que cuándo me llegó, no me pareció tanto como decían, pero poco a poco le fui cogiendo el gusto y de vez en cuando lo usaba tras legar del trabajo para relajarme un poco y olvidar todo lo que estamos viviendo.
    
    Era un miércoles y había sido un día muy duro en el hospital, había dormido mal y estaba con muchas ganas de relajarme, por lo que ya de camino a casa decidí que me relajaría y no haría ni la cena.
    
    Busqué algo sano por Glovo, y pedí un Pokebol. Era algo sano y me encantó desde que un amigo me preparó uno. Al confirmarse ...
    ... el pedido, la aplicación me dijo que el pedido tardaría en llegar casi hora y media, por lo que decidí aprovechar el tiempo para pegarme una buena ducha y relajarme un rato con mi juguetito hasta que llegara mi cena.
    
    Tras salir de la ducha, me eché crema por las piernas, el pecho y los brazos. Tengo unos pechos medianos, pero con un pezón que me parece bonito y muy sensible. Por ellos al rozarlos con la crema, empecé a excitarme y a motivarme cada vez más “jugar” un poco. Me entretuve un poco más de los normal con mis pechos y aún esparciendo crema sobre ellos, me tumbé en la cama y saqué mi juguetito.
    
    No necesité lubricarlo un poco, como hago otras veces, ya había empezado a mojarme un poco y cada vez me notaba más y más excitada.
    
    Pulsé el botón y comencé a pasarlo por mi vagina. Me gusta mirar como se esconde entre los pelitos (me gusta dejar sin depilar una línea desde mi sexo hasta mi vientre) y vuelve a aparecer pero húmedo de mis flujos vaginales. La vibración penetraba por mi cuerpo y me subía hasta mis pezones, que estaban más sensibles aún tras el breve masaje con crema. Yo cerraba los ojos, mordía mi labio y me relajaba disfrutando de esas sensaciones que me volvían loca.
    
    Mientras con la mano derecha dirigía mi juguete, con la mano izquierda intercalaba seguir estimulando mis pechos, con estimular partes de mi vagina dónde no llegaba el juguete.
    
    Estaba a punto de llegar al orgasmo, me retorcía de placer, gemía sin pudor, apretaba los ojos con fuerza ...
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