El repartidor de Glovo
Fecha: 14/08/2022,
Categorías:
Hetero
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... cuando, de repente.. se acabaron las pilas de Satisfyer y dejó de funcionar... Instintivamente, pulse el botón de encendido varias veces para intentar que resucitara...pero nada. Por unos segundos, dudé si buscar unas pilas, o seguir yo sola pero en ese preciso instante... sonó el timbre.
“Mierda!! No puede ser! Es el repartidor de Glovo, se ha adelantado casi media hora!”
No podía ser, siempre llegan tarde y hoy justo se adelanta y yo me quedo “a medias”!!
Me puse de muy mal humor, pero aún desnuda fui hasta el telefonillo y abrí la puerta del portal al repartidor. Rápidamente fui al baño y me puse un albornoz para taparme.
“Bueno cojo la comida y sigo”, pensé.
Abrí la puerta y era un chico de mi edad quién junto al casco de la bici y la mascarilla como obligaba el protocolo, tenía mi cena. Casi no podía ver su cara, pero tampoco me interesaba, solo quería coger la comida y seguir.
“Hola, buenas noches”
“Buenas noches, aquí tiene su pedido!”
“Muchas gracias, buenas noches”
“Puede marcar en la aplicación que ha recibido su comida por favor? Ahora no podemos darle a firmar por el covid”
“Si, claro. Ahora mismo”
Ese trámite me desesperó un poco, yo solo quería mi comida y volver a quedarme sola. Tenía el móvil en el recibidor, así que cogí el teléfono para marcar la recepción y vi en la aplicación que me estaban entregando comida china!! si yo odio la comida china!!
“Disculpa, pero aquí pone que es comida china y yo pedí una ensalada pokebol. ...
... ¿me has traído un pokebol verdad?”
“Pues no lo sé la verdad, a mi me dan un paquete y yo lo traigo. Puedes marcar la recepción y me voy?”
Parecía que el repartidor, también tenía prisa como yo, pero no quería quedarme sin mi cena y menos tener que cenar comida china!! Miré mi pedido y encontré tres tuppers llenos de comida grasienta y con un olor apestoso.
“Pues lo siento, pero no lo voy aceptar porque esta no es mi comida. Yo no he pedido comida china”
El chico, soltó un suspiro de enfado y cogió su teléfono para llamar al restaurante. Me parecía fatal esa actitud, era yo quién se quedaba sin su cena y él parecía el ofendido...
Me quedé esperando en la puerta a que llamara al restaurante, pero parecía que nadie le cogía el teléfono. Estaba cogiendo frío, descalza y solo con el albornoz, así que pedí al chico que pasará para poder cerrar la puerta.
Raúl, como ponía que se llamaba el repartidor en la aplicación, era un biker, hacía los repartos en bici e iba con sus mallas de ciclista y su camiseta ajustada. Sin embargo, sí que me fije que esas mallas de ciclista marcaban mucho su paquete.
“Pues no me cogen el teléfono”
“¿ Y entonces?”
“Pues no lo sé, lo sigo intentando pero si no cogen no puedo hacer más. Tendrá que aceptar el pedido y poner una reclamación al restaurante”.
“Intentalo otra vez, por favor. El restaurante está aquí al lado, igual pueden hacerme una ensalada rápida”.
Raúl sin hablar pero visiblemente molesto, volvió a intentarlo ...