El repartidor de Glovo
Fecha: 14/08/2022,
Categorías:
Hetero
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... y mientras esperaba se fijó que encima de la mesa estaba mi satisfyer. Oh no!! lo había visto!!, que vergüenza!! En ese momento me puse roja como un tomate y baje mi mirada al suelo como quién busca meterse debajo de la tierra.
“Vaya parece que te pillé en mal momento. Ahora entiendo porque tenías tanta prisa y no me ibas a dar ni propina jeje”.
El muy descarado, encima de no traerme mi cena se atreve a hablarme así!
“Pues si, es mal momento y cada vez lo estas haciendo peor momento. Si no te contestan es mejor que te vayas ya”.
“No me cogen, si puedes aceptar el pedido. Me voy y te dejo a tus cosas”.
En ese momento, de los nervios, se me cayó el móvil y me agache para recogerlo a sus pies, cuando noté que su paquete debajo de esas mallas estaba cambiando de forma. Se estaba excitando! Qué asco!
No dije nada, y me puse buscar la aplicación para aceptar el pedido y que se fuera.
“¿Te ha gustado Lo que acabas de ver? No te pongas tan roja. Es normal, todos hacemos estas cosas y tenemos necesidades y tu también has despertado las mías”.
Me quedé helada, no sabía que hacer, ni que decir. Me quedé muda, nerviosa, mirando al suelo.
Raúl, acercó su mano y me apartó el pelo en un gesto cariñoso
“Te queda bien sonrojarte. Eres muy guapa”.
Poco a poco, fue acariciando mi mejilla y bajando su mano por mi cuello. Yo seguía petrificada, nerviosísima y extrañamente excitada como nunca había estado. Siguió tocándome con la mano el cuello y poco a poco fue ...
... apartando el albornoz, dejando mi hombro desnudo. Continuó acariciándome el hombro y yo seguía petrificada.
En ese momento, se quitó la mascarilla y pude verle la cara. Era un chico guapo, con ojos verdes, barba de varios días y una mirada dulce. Era más alto que yo y sus manos sabían lo que hacían.
Dejó caer su mascarilla y acercó su boca mi cuello. Me besó el cuello mientras lo acariciaba y con la otra mano destapaba mi otro hombro.
Cuando me quise dar cuenta, el albornoz solo se me cubría de cintura hacía abajo y Raúl me besaba el cuello y los hombros mientras acariciaba mis pechos. Lo hacía suave, con delicadeza, como explorando si era lo que realmente quería. En ese momento ya sabía, que sí, quería que siguiera.
Poco a poco Raúl, fue bajando su mano mientras me besaba los hombros hasta que se encontró con el cinturón del albornoz. No se cortó, lo soltó y lo abrió por completó para poder seguir deslizando su mano.Yo suspiraba fuerte. Me temblaban las piernas y me dejaba hacer por aquel desconocido sin decir ni palabra hasta que llegó a tocarme mi vagina y se me escapó un gemido.
“Uff me encanta que tengas un poco pelo aquí. Estas súper húmeda!”
En ese momento, todo cambió. Sus manos que me acariciaban suavemente, me agarraron de los hombros bruscamente y me pusieron contra la pared del recibidor. Se agacho y su boca, que hasta ese momento me daban suaves besos, se puso a devorarme las piernas y el clítoris como un animal. Y por otro lado, el gemido que se ...