1. Un hombre afortunado


    Fecha: 11/06/2018, Categorías: Incesto Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... conmigo… precisamente, al parecer, esas grabaciones nuestras le habían enseñado que su angelical niña, la pobre e inocente Daniela, era en realidad una guarra de cuidado capaz de cualquier cosa. Su sueño estaba de esa forma más cerca y se animó a probar. Fueron las grabaciones de nosotros dos lo que le animó a tratar de seducir a su propia hija y, claro, los resultados estaban a la vista. Y el amoroso padre no se folló a la hija una vez, sino tantas como ausencias por trabajo tenía su esposa, y fue ella, su dulce hija, la que le animó a seducir también a la pequeña de la casa.
    
    Mi suegro me estaba muy agradecido. En sus propias palabras, no podía tener un yerno mejor, y me lo quería agradecer dejándome ser uno más de la familia.
    
    Paula ya nos estaba esperando en la habitación, con sólo las braguitas puestas. Se empezó a tocar entre las piernas en cuanto los demás comenzamos a desnudarnos.
    
    — Si alguna vez tenéis hijos Dani y tú — decía mi suegro mientras se quitaba los pantalones — una hija tal vez… te aconsejo que la trates de esta misma forma… las satisfacciones que te dará no se pueden pagar con dinero…
    
    — Eso sería genial — decía yo mientras dejaba a un lado mis calzoncillos —
    
    Mi suegro y yo nos quedamos desnudos y de pie, con la polla ya empezando a engordar. Por indicaciones suyas Paula se amorró a la mía y Dani a la de su padre. Las dos hermanitas mamaban con maestría. A pesar de ser tan pequeña, Paula le echaba muchas ganas: la lamía, se la metía en la ...
    ... boca, la succionaba y luego se la sacaba y me chupaba los huevos; se la volvía a meter en la boca y la succionaba como una aspiradora. Volvía a abrir la boca, para respirar, y me masturbaba para luego volver a tragársela entera.
    
    — Si continúa así — dije apurado — voy a acabar corriéndome en su boca…
    
    — ¿Y donde está el problema? — quiso saber mi suegro — a ella le encanta…
    
    — Ya… pero no quiero acabar tan pronto…
    
    — ¿Es eso? Entonces las dejaremos que jueguen ellas solas ¿de acuerdo?
    
    Con mirada perversa las dos hermanitas se alejaron de nosotros y se acurrucaron en la cama, una contra la otra ¿Y eso tenía que hacer que no me corriera? Comenzaron besándose en la boca. La pequeña cerraba los ojitos, abandonándose en manos de Dani, y está, o mejor dicho, sus manos, se abandonaban entre las piernecitas de Paula. Le acariciaba dulcemente pero pude ver como los dedos penetraban entre las piernas de la pequeña. La niña dio un respingo y abrió bien la boca. Los dedos de Dani se aventuraban por las entrañas de su hermanita. Enseguida Dani se colocó de rodillas, para seguir metiendo los dedos, cada vez más rítmicamente y acercar la boca para lamer un poco.
    
    — Tengo esto en casa siempre que quiero — dijo mi suegro hablándome con confianza — y me alegra poder compartirlo contigo, hijo…
    
    — Nunca se lo podré agradecer lo bastante…
    
    — ¡Tonterías! Necesito a alguien con quien disfrutarlo… sólo lamento no haber tenido más hijas…
    
    Las dos hermanitas ya se habían retorcido para ...
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