Un hombre afortunado
Fecha: 11/06/2018,
Categorías:
Incesto
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... poner la una la boca entre las piernas de la otra. La pequeña lamía torpemente el coñito de la mayor y ésta saboreaba con maestría su pequeña vagina: pellizcaba el clítoris, metía la lengua en el interior, como si se tratara de un pequeño pene; lamía toda la superficie, el perineo y el ano. Paula, por su parte, se concentraba en mamar el bultito de su hermana, tal y como le habían dicho que hiciera, y se empapaba la cara de los jugos que manaban de aquel encharcado coño.
— Bueno… — comentó mi suegro de repente — yo creo que ya ha llegado el momento de que nos las follemos ¿no crees?
A mi volvió a dejarme a la pequeña. Me advirtió que no era virgen en absoluto y que no tenía ningún problema en albergar tamaños importantes en sus entrañas, más bien al contrario. Yo la cargué en brazos, era ligera como una pluma, y sin sentarme la coloqué en posición para que mi miembro entrara en su vagina. Mi suegro no mentía. A pesar de que podría haberse pensado lo contrario la niña estaba bien mojada y mi polla entró sin problemas en su entrepierna, hasta el fondo y sin dificultad. Casi me olvido de su edad mientras la penetraba.
Mi suegro, mientras tanto, no permaneció ocioso. Por el contario puso a Dani a cuatro patas sobre la cama y fue a enchufársela por el culo. A Dani le gusta todo, eso es cierto, y su padre se aprovechaba buscando un agujero más estrechito y acogedor.
— No tengas miedo — me dijo Paula al notar que la trataba con cuidado, como a algo frágil — no me vas a ...
... hacer daño…
— ¡Dale fuerte! — me espoleó mi suegro — es como le gusta…
Conseguí en poco tiempo que la pequeña tuviera un orgasmo. Dani duró un poco más, aunque su padre continuó todavía metiendo y sacando la verga de su ano con bastante violencia. Yo eyaculé en el rostro de Paula. Lo cierto es que me gustaba la idea de manchar esa bonita sonrisa con mi semen y así lo hice. Fue una polución abundante que regó su boca y su rostro sonriente dejándosela preciosa y llena de espesos cuajos.
Algo después, mi suegro desincrustó su polla del interior del ano de Dani para darle un tratamiento parecido. Dani también esperaba con ansia aquella violenta polución. Quizá había más que en mi caso, pero en esta ocasión la mayor parte cayó en el interior de su ansiosa boca y ella no perdió oportunidad de tragarse la mayor parte. ¡Menudas viciosas! Ya se habían corrido y ya estábamos nosotros dos abandonando la cama y ellas todavía se besaban, lamiendo los restos de semen la una de la otra, y acariciaban, buscando sus entrepierna y sumidas en una excitación absoluta.
Los que me estarán leyendo se preguntarán como recuerdo con tal lujo de detalle todo cuanto aconteció en aquella habitación aquel día. En realidad, la respuesta debería ser de lo más obvia… he visto tantas veces la grabación de aquella tarde que casi me la sé de memoria. Hay muchas otras: lo que sucede por las noches en el cuarto de las dos hermanitas; las cosas que ocurren cuando la madre de Dani está trabajando; o las ...