El profesor de natación
Fecha: 25/08/2022,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... piernas de Natalia hasta la mitad de sus nalgas y añadió aceite a su espalda. Entonces empezó a tocarla entre la nuca y los hombros para después extender el aceite por su espalda. Ninguno de los dos decía nada, Natalia se dejaba hacer y Toni conquistaba centímetro a centímetro su espalda. Sus grandes manos recorrían su columna de arriba a abajo y de abajo a arriba. La piel se enrojecía bajo la presión de sus dedos. Las nalgas de Natalia brillaban lubricadas por el aceite de masaje. Sus hermosos pechos desbordaban hacia los lados, comprimidos contra la camilla, y las manos de Toni daban buena cuenta de sus carnes. El cuerpo entero de Natalia vibraba por la tensión sexual del masaje. Entonces Toni, que su encontraba de espaldas a mí se inclinó hacia Natalia y le susurró algo al oído. No pude oír lo que decía pero él parecía esperar una respuesta. Natalia se incorporó ligeramente e inclinándose hacia él le mostró los pechos en todo su esplendor. Toni alzó la mano derecha y los rozó ligeramente con el anverso de la palma, después puso la palma bajo la redondez del pecho derecho de Natalia y lo alzó, sopesándolo. La gran mano de Toni encajaba perfectamente bajo la teta de Natalia. Sus pezones se endurecieron visiblemente al contacto de la mano. Susana mantenía los ojos cerrados y la cabeza elevada. La otra mano de Toni la cogió por el cuello e, inclinándose nuevamente sobre ella, la besó suavemente en los labios. Ella los entreabrió ligeramente dejando que su lengua le penetrara ...
... en la boca a la vez que él aumentaba la presión sobre su nuca y manoseaba el redondo pecho de Natalia. El beso duró unos eternos segundos. Los celos en el estómago a punto estuvieron de sacarme de mi escondite y pararlo todo.
Cuando sus bocas por fin se separaron, Toni cogió a Natalia por los hombros y la hizo primero sentarse en la camilla y luego ponerse en pie frente a él. Natalia, vestida únicamente con el minúsculo tanga, miraba hacia arriba. Los pechos de ella rozaban sus abdominales, y el grotesco bulto en el elástico de él pugnaba por acariciar el vientre de Natalia. Uno frente al otro los dos cuerpos se me antojaron perfectos, divinos. Ambos rezumaban sexualidad por cada poro. Las mejillas sonrojadas de Natalia, su boca entreabierta, los labios rojos de pasión, su pecho subiendo y bajando al ritmo de sus excitación, el vientre firme y liso, el culo prieto y redondo, los brazos caídos y las manos apretadas en puños, contenidas. Era una Afrodita. Y él un Adonis de facciones rectas y músculos imposibles. El cuello impresionante, los pectorales prominentes, los abdominales perfectamente marcados y unas piernas largas y potentes. El elástico dejaba adivinar su pene, medio en guardia, perfilando un ancho bucle hacia abajo. Su brazo derecho, de músculos definidos, se alzó hasta posar la mano en el costado de Natalia, atrayéndola hacia él. Pude ver como sus pechos se aplastaban contra él y como el bulto de la entrepierna de Toni desaparecía contra el vientre de mi novia. ...