1. Historia de una venganza


    Fecha: 01/09/2022, Categorías: No Consentido Autor: Thotem, Fuente: CuentoRelatos

    ... pie, mi sobrino noto mi presencia, le hice una seña con la mano que se pusiera más en plano. Se situó justo enfrente de nosotros. Perfecto. Le levanté el pulgar en señal de aprobación. Ella estaba de espaldas a nosotros. Empezó a morrearla abrazándola, ella estaba dubitativa pero colaboradora. Hundió su cabeza en el pecho de mi sobrino al mismo tiempo que este le levantaba la falda dejando a la vista un culo entangado. Mi sobrino nos miró con sonrisa oblicua. Era un culo muy sensual, sin celulitis, en el medio de la raja llevaba el hilo del tanga, delgado, todo incrustado dentro de la rajadura que separaba las nalgas. Con sus manos mi sobrino aprisionó los dos glúteos y las estiró hacía el exterior…
    
    Se oyeron ruidos en nuestra trasera, el pulga dijo que había alguien.
    
    — ¡Me cago en la puta! — exclamé — ¿ Quién coño anda ahí?
    
    — Nnno ssé, pero viene hacía nosotros — contesto el pulga.
    
    — Tranquilos, soy el guarda, no tenéis porque asustaros — dijo una voz que venía con la luz de una pila —. Ya hace un rato que estaba en la otra parte. Incluso os puedo cubrir por si viene alguien, que no vendrán, pero por si acaso.
    
    Entonces tras nosotros vislumbramos un hombre calvo de unos 60 años. Mi sobrino hizo ademanes de que pasaba, le levanté el pulgar que todo bien haciéndole entender que había otro más.
    
    — Ha empezado el espectáculo — dijo el guarda por lo bajo — ese chico sabe lo que se hace. ¿Inmortalizando el momento? — dijo mirando el móvil — Lastima que no sepa ...
    ... manejarlos, estos chismes son de lo más interesante. Pero seguid con lo vuestro… como si no estuviera.
    
    El sobrino siguió, la volvió a morrear, esta vez la aparto el hilo del tanga y nos mostró en culo en su poderío, su entrada anal estirada. Pasó a dedearla, podíamos ver como el dedo entraba y salía entres sus piernas, ella susurraba estaba en otro mundo. Fue entonces cuando le cogió los pechos y los saco del vestido dejando el sujetador en la parte baja. En una maniobra de poderío la giro, quedo de frente a nosotros, su cuello ladeado su mirada al vacío. Hizo que ella arqueara su espalda mostrando sus opulencias. Sus grandes pechos con aureolas negras quedaron colgando tensados por la ropa, y en otro alarde de demostración por la parte trasera mi sobrino los movió agarrándolos por la parte baja, los subió, los bajo, los bamboleo de derecha a izquierda. Le lamía el cuello, ella estaba en trance, entonces mi sobrino nos miró y dijo:
    
    — Podéis acercaros, está en trance — mientras le metía la lengua en una oreja.
    
    Sin dejar de filmar traspasé los cipreses, los otros dos me siguieron, el pulga se me adelantó dirigiéndose a la pareja. Entonces tuve que advertir:
    
    — ¡Para! ¡Para! Todos estamos empalmados pulga, pero creo que podemos hacerlo en batería — dije exaltado —. No vayas a joder la marrana.
    
    — Pe… Pero qué dices… ¿No ves que nos la podemos…? — dijo en tono ansioso.
    
    — Lo haremos uno tras otro… — contesté
    
    — Es lo más sensato y prudente — opinó el guarda.
    
    Ahora ...