La mamá de Joaquín
Fecha: 16/09/2022,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Gabriel B, Fuente: CuentoRelatos
... de reojo. Ella sonreía, divertida. Me empezó a masajear. Miré a todas parte. Los espectadores estaban concentrados en la película. Algunos empleados andaban por los pasillos, pero no reparaban en nosotros. Agustina siguió acariciándome por encima del pantalón. Me sorprendió, y hasta me decepcionó en cierto punto. No la imaginaba tan rapidita. Pero en ese momento no me importó. Mi verga se estaba endureciendo. La enorme pantalla estaba allá adelante, pero yo ya no miraba. Y las voces de los actores, me llegaban como un murmullo molesto. Lo único que oía era el ruido de la fricción entre las manos de ella, y mi pantalón. Mi pija ahora estaba parada como un mástil.
—¿Querés que te haga acabar? — me susurró Agustina a los oídos. —Pero me tenés que prometer que no se lo vas a decir a nadie. Prométemelo por favor.
Le dije que sí con la cabeza. Agustina me masturbó con mayor velocidad. Yo alternaba mi mirada entre la sala, para asegurarme de que nadie nos viera, y ella, quien me sonreía mientras me seguía masturbando.
Cuando acabé, no pude evitar largar un gemido. Ella rió, y tapó así el sonido que yo había hecho.
—Andá al baño a secarte. — me dijo.
Cuando me paré, sentí cómo el semen se deslizaba hacia abajo lentamente. Me sentí re perseguido. Imaginaba que el olor se sentía hasta la fila de adelante, y que el semen iba a bajar hasta mis tobillos y a ensuciar mis zapatillas. Fui al baño. Agarré un montón de papel higiénico y me limpié. Luego volví para terminar ...
... de ver la película.
—¿Y qué pensás de mí? —me dijo después, cuando estábamos en el patio de comidas. Habíamos comprado unas hamburguesas.
—Que sos impredecible. —le dije.
—Sos la única persona que conozco que usa esa palabra. Espero que te haya hecho sentir bien. Me puse triste cuando me di cuenta que hice mal en preguntar por tu papá.
—No hiciste mal. —le dije. Agarré su mano. La misma que había usado hace unos minutos conmigo.
Cuando terminamos de comer fuimos a la plaza de Morón a pasear por la feria, como habíamos planeado. Agustina se abrazaba a mí, y yo la besaba a cada rato, ya hasta me animaba a acariciarle la cola. Parecíamos novios. Ganas de serlo no me faltaban. Era linda, inteligente, copada… Pero no podía dejar de pensar en lo que hizo en el cine. Era nuestra primera salida. El hecho de que vaya tan rápido me hacía dudar.
Me preguntaba si le hubiese gustado que le lleve a un hotel alojamiento para hacer el amor. No insinuó nada al respecto. Pero de todas formas, ya no tenía guita encima. Con el cine y la comida me había quedado sólo con unas monedas. Y eso que ella pagó su parte. Menos mal.
–Ya tengo que volver. Es muy tarde. — me dijo.
Viajamos en silencio a catán. Pero no fue un silencio incómodo. Era el silencio que se impone cuando ya no hay mucho por decir. Insistí para acompañarla hasta su casa, pero no quizo. Nos despedimos en la esquina de la plaza, con un abrazo.
En ese momento tuve la sensación de que esa chica rompería mi ...