La mamá de Joaquín
Fecha: 16/09/2022,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Gabriel B, Fuente: CuentoRelatos
... prolijidad innecesaria, cubre mi espalda, hasta la cintura. Mis nalgas y piernas, completamente depiladas. Flexiono una rodilla. Mi sexo ya húmedo siente en él una leve brisa que viene de no sé dónde. Se siente muy rico.
Ahora él entra al cuarto. No lo miro, no lo quiero ver. Es un intruso. Un Cuco. Si finjo que no está, quizá se vaya.
Dedos ásperos corren mi pelo a un costado y acarician mi espalda. Siento que mi cuerpo se estremece. Se me hace la piel de gallina. Los labios se posan en mi piel. Hacen un ruido de sopapa, y dejan una marca de humedad.
—Por favor, no me lastime. Tome lo que quiera, pero no me lastime. —Le suplico, sin mirarlo.
—¿Lo que quiera? ¿Puedo tomar lo que quiera?
—Sí, pero por favor no me haga daño. —susurro.
—Entonces voy a tomar esto. —dice, mientras sus manos se posan en mis nalgas. —Voy a tomar todo esto. —Reafirma. Recorriendo con la otra mano, todo mi cuerpo, a lo largo.
—Tome lo que quiera. Soy pobre y viuda. No puedo darle más que esto.
—Con esto me alcanza. — me dice.
Un dedo se mete entre mis nalgas. La punta se frota sobre mi ano. Se siente mojado. El masaje es agradable. Enseguida se entierra unos milímetros. Nunca me metí nada por ahí. Nunca le vi la gracia. Pero se siente rico. Ahora una falange es introducida por completo. Los dientes se cierran en mis nalgas, y luego una mano abierta me golpea en el mismo lugar.
—Por favor no me lastime. —Le suplico, aunque el mordisco se sintió como un delicioso beso ...
... envenenado, y la nalgada hizo vibrar mi sexo.
El dedo se entierra más y más. Creo que la segunda falange ya está adentro. El invasor hace movimientos circulares, mientras sigue profanado mi orifico trasero. De repente, la sutileza desaparece. De un solo movimiento, me introduce los centímetros que faltaban. Pego un grito, y me retuerzo en la cama. Y luego otro dedo empieza a hacerse espacio. Siento cómo mi carne se dilata. El dedo se mete una y otra vez adentro, hasta el fondo, mientras el segundo dedo ya casi puede emularlo. Grito de dolor, pero también de placer. Siento como sus extremidades se remueven adentro mío. No me preocupa que haya sorpresas desagradables, me estuve preparando para esto desde la mañana. Los dedos entran, con insistencia y violencia. El puño choca contra mis nalgas cada vez que se meten bien adentro. Ese golpe también me excita. Mi sexo está mojado. Me meto la mano en la entrepierna. Él sigue cumpliendo con su palabra, está tomando lo único que una mujer pobre y solitaria podrían ofrecerle: Su cuerpo. Y está haciendo con él lo que quiere.
En mis piernas siento otro dedo. Más grueso. Mucho más grueso. Se siente cada vez más duro, a medida que viola mi ano con impunidad.
De repente deja de introducir sus delgadas extremidades. Ya me imagino lo que viene. Así que me preparo. Me arrodillo sobre el colchón, y me pongo en cuatro.
Él escupe sobre su mano, y la frota sobre mi culo, dejándomelo lleno de saliva.
Separa mis nalgas, como si no ...