1. La mamá de Joaquín


    Fecha: 16/09/2022, Categorías: Infidelidad Autor: Gabriel B, Fuente: CuentoRelatos

    ... desaparecido. Ya no estábamos divididos entre tragas y burros; entre ganadores y perdedores; entre los que se la bancan y los que no; ni entre hombres y mujeres. La nostalgia nos venció a todos. Y el alcohol ya empezaba a hacer lo suyo: Débora lloraba abrazada a Brian. Algunos estaban sentados con la cabeza gacha. Otros, que nunca habían hablado entre sí, mas allá de intercambiar un par de frases, ahora charlaban hasta por los codos, intentando recuperar el tiempo perdido.
    
    Sonaba una cumbia vieja que a mi mucho no me gustaba. El papá de Fabricio había puesto el minicomponente a todo volumen. Yo me había animado a bailar un poco, más que nada para no contagiar a los chicos con mi tristeza. Pero ya me sentía aturdido. Salí un rato al patio de afuera, a tomar aire. La noche estaba linda. Como en todos los momentos de soledad, no pude dejar de pensar en mi viejo.
    
    La policía nos había entregado hacía poco, las cartas que nos dejó papá. Aunque en ella claramente decía que no debía sentirme culpable por su decisión, no puedo evitar pensar en lo poco que hice para saber qué era lo que pasaba por su cabeza en esos tiempos. Lo que tenía en claro era que el viejo había muerto allá en el dos mil uno, cuando perdió todo. Luego sólo fue un fantasma que nunca pudo volver a la vida. Quizá mamá y yo pudimos haberlo salvado, pero eso nunca lo sabremos.
    
    Me di cuenta de que algunos me miraban y susurraban entre ellos. Por lo visto no sabían si acercarse a hablarme o dejarme ...
    ... solo.
    
    —Y ¿todo bien chabón? —me dijo alguien.
    
    Me di vuelta a mirarlo. Era Leo.
    
    —Todo tranqui, ¿Y vos?
    
    —Bien. — se paró al lado mío, apoyándose en la pared —No va a venir el Pitu parece.
    
    —¿Y por qué? —le pregunté.
    
    La ausencia de Pitu era demasiado notoria. Era claramente el líder de tercera tercera, y hasta podía considerarse el líder de todo el turno mañana. Incluso aquellos que eran molestados por él, siempre estaban atentos a lo que hacía o decía, y más de una vez terminó agarrándose a piñas con otros pibes por el sólo hecho de meterse con alguno de sus compañeros.
    
    —Ni idea. Pero está raro últimamente. Anda en la suya, y ahora está emperrado en querer agarrarse con uno que es re peligroso.
    
    —¿El que le pegó?
    
    —Sí, ese. El Pantera le dicen. Lo que Pitu no entiende es que esos tipos no tienen códigos. Si no, fíjate cómo lo agarraron entre tres.
    
    Lo notaba realmente preocupado por su amigo. Al principio Leo me había dado la impresión de que no era más que uno de los lameculos de Pitu. Después me di cuenta de que, aunque le gustaba hacerse el malo, no era de pelear. Sostenía su actitud agresiva sólo para sobrevivir en esa jungla que era González Catán.
    
    —Y bueno… hay que hablar con él para que se calme. —le dije. — ¿Por qué no vamos un toque a su casa después?
    
    —No está en su casa. Pasamos con el Brian a la tarde y el Esteban dijo que se había pirado para no sé dónde.
    
    —Estará con una mina.
    
    —Eso es lo que pensamos. Se la tiene bien guardada el wacho. ...
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