La mamá de Joaquín
Fecha: 16/09/2022,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Gabriel B, Fuente: CuentoRelatos
... estiré, no quería romperla. Quería conservarla. La carta era extensa, pero no decía mucho. El misterio de Agustina no se develaba. Yo empecé a hacerme la cabeza, y todas las conclusiones a las que llegaba era más perversa que la anterior.
Al otro día fui a buscarla a su casa. Necesitaba una despedida más clara. No me alcanzaban todas las palabras lindas que me había escrito en la carta. Que yo era bueno, que era muy dulce y cariñoso. Qué me importaba eso si no quería estar conmigo. Pero cuando toqué el timbre salió a atenderme su papá. “Agus no está, se fue a lo de su tía a San Luis” me había dicho el tipo.
Traté de apartar esos recuerdos de mi mente. Me generaban frustración e impotencia.
Llegué a casa. Me quedé parado frente al portón un rato. Entré.
Vi desde el patio delantero que había una luz encendida. Mamá estaría despierta viendo la tele. Pobre. Ella se sentía más culpable que yo. Debería hacerle compañía, pensé.
Pero de repente, tal vez debido a la cerveza que había tomado, me envalentoné, y decidí ir a lo de Agustina.
No tenía monedas en el bolsillo así que caminé las veinte cuadras hasta llegar a su casa. Si el papá me decía de nuevo que no estaba, le iba a decir que no le creía nada, y lo iba a pasar por encima.
Llegué bañado en transpiración. Entonces vi el cartel de “se vende” que estaba colgado en una de las ventanas. De todas formas, toqué el timbre. Pero, como era de esperar, nadie salió.
Agustina no estaba. Me tapé la cara y me ...
... largué a llorar. Agus no estaba.
No había nada que hacer. Como me había dicho mamá cuando falleció papá, “hay que aprender a vivir sin el otro, hay que saber soltar, eso es madurar”.
Iba a volver a casa, pero pensé que no serviría de mucho ir así como estaba. Mamá se preocuparía.
Me quedé caminando por el centro de Catán. Me crucé con algunos de mis compañeros, quienes me invitaron a que vaya con ellos al boliche, pero los rechacé. Finalmente decidí hacer lo que había planeado desde un principio. Me fui para lo de Ramoncito, para ver unas pelis y charlar durante toda la madrugada con él y con Fabri.
Esperé a que se me vaya un poco la cara de culo y fui para allá.
Fue una linda noche, en la que logré despejar mi cabeza, y olvidarme de mis problemas durante algunas horas.
Baljack
Estamos a finales del dos mil dos. La crisis económica y social que comenzó a gestarse en las décadas anteriores, y que explotó el año pasado, todavía hace estragos en el país.
La gente se muestra con miradas carentes de esperanza y preocupación creciente. No sólo tienen que lidiar con el penoso presente, peor aún, deben convivir con la incertidumbre de un futuro imposible de descifrar. Sólo los más jóvenes pintan de color el paisaje lúgubre.
Ahora vamos a un punto concreto. Un punto aglomerado, dominado por la ira creciente. La calle Calderón de la Barca se abre como una herida gris entre dos barrios llenos de cicatrices: González Catán y Gregorio de Laferrere.
Muchos no lo ...