1. El deseo de Laura (1)


    Fecha: 06/10/2022, Categorías: Fantasías Eróticas Autor: Dark knight, Fuente: CuentoRelatos

    ... entre gemidos y arqueando su cuerpo para sentirme más fuertemente en su interior.
    
    - Pedro volvió a su posición anterior pero esta vez, no sé si por estrategia o por descuido, su pantalón quedó un poco más bajo de lo que estaba anteriormente. Esto, aunado a que su verga había crecido ante semejante estímulo, se alcanzaba a ver un poco del glande saliendo por el borde de la trusa. Como habías imaginado, lo tenía sin circuncidar, pero no alcanzabas a notar qué tan grande o tan grueso era. Pensaste en retirarte y masturbarte furiosamente en el baño de nuestra recamara para saciar al menos un poco tus ganas pero permaneciste en el mismo lugar tratando de sacar una charla trivial con el plomero que seguía trabajando. Cuando estabas describiendo lo fresca que había amanecido la mañana, Pedro extendió su mano y la metió bajo su pantalón para acomodarse su instrumento. Tú pretendiste no haber visto nada pero tu voz sonó un poco distinta, producto de la sorpresa.
    
    - Hmm, ¿la tenía grande? – Preguntó Laura ya completamente inmersa en la historia.
    
    - No lo sé, eso es lo que vamos a descubrir juntos.
    
    - Sigue entonces amor. – Dijo agitada. Conociéndola, intuí que se estaba aproximando un orgasmo de categoría cuatro en su interior. Decidí seguir y elevar un poco más la temperatura del relato.
    
    - Cuando finalmente Pedro terminó de acomodar su instrumento, su glande quedó totalmente fuera del calzoncillo. Era gordo, y moreno como su piel. Tu mirada quedó clavada en esa visión ...
    ... mientras el plomero te platicaba que la falla había estado complicada pero que ya casi terminaba. Sentías inundada tu entrepierna y supiste que era el momento de emprender la retirada. Te despediste de él diciendo que si necesitaba alguna otra cosa te llamara y, cuando te giraste para retirarte, tu pie izquierdo, torpemente, tropezó con la pierna de Pedro y trastabillaste hasta que tu pie cayó justo en medio de su entrepierna. Pedro se agitó dentro del mueble y se golpeó la cabeza con la tubería. Por instinto, te agachaste para tocar el área donde lo golpeaste y tardaste una fracción de segundo para darte cuenta de que le estabas acariciando la punta de su pene con tus dedos. Le preguntaste si le había dolido y te disculpaste mientras seguías sobando su parte afectada. El solo se limitó a gruñir en señal de que aquel pequeño premio le estaba gustando. Mientras seguías en tu ritual de disculpas, tu mano seguía sobando su pene, ya no solo su glande sino el tronco aún dentro de su ropa interior. Pedro se quedó quieto y expectante de tu próximo movimiento. Tú sentías un hormigueo recorrer todo tu cuerpo ante la sensación que te provocaba aquel pedazo de carne prohibida que se agitaba en tu mano. Déjame ver si no te lastimaste, dijiste en una famélica excusa mientras luchabas por bajar el cierre del pantalón y liberar a esa fiera. Finalmente lograste sacarlo de su encierro y lo tuviste en tu mano con toda su excitación. Era un pedazo grande de verga, gordo y largo, y sentiste unos ...
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