Un día para olvidar
Fecha: 07/10/2022,
Categorías:
Anal
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... con un beso en sus mejillas sin que tuvieran la menor idea de que minutos antes un hombre se había corrido en mi boca.
Me encantaba que me cogiera en mi baño, si él no estaba de ganas me bastaba salir del baño humedecida, desnuda, me presentaba ante él y como un imán se iba tras de mi, pues yo salía corriendo sabiendo que vendría a por mi a darme mi merecido de la forma como a él le gustaba, a la fuerza, con rudeza pero asegurándose de que yo disfrutara el momento tanto o más que él.
El sexo anal casi siempre estaba presente, estuviese o no preparada para ello y aunque pudiera parecer extraño Diego me ha hecho alcanzar riquísimos orgasmos siendo penetrada analmente sin hacerme una limpieza previa, otras veces simplemente no puedo y me duele pero él ya sabe cuando detenerse ya que el dolor es agudo o cuando continuar aunque me duela sabiendo que lo estoy disfrutando.
Un miércoles de junio, llegué del colegio, ambos teníamos unas ganas enormes de tener sexo ese mediodía. Me duché, me preparé analmente y al salir Diego ya me esperaba en su habitación. Fui hasta él desnuda, dejando un hilo de agua por el camino y las huellas de mis pies, al verme en la entrada de su habitación me tomó del cabello y me hizo chuparle la verga por un largo rato mientras se fumaba un cigarrillo, estuve casi quince minutos chupándosela, de rodillas, deseando que en cualquier momento se corriera en mi boca pero eso no pasaría.
Me ordenó subir a la cama, ponerme en cuatro con mis pies ...
... sobresaliendo y mi culo ofreciéndose.
Grité, pues, me la metió de golpe por mi cuquita y ahí estuvo un buen rato dándome fuertes nalgadas y jalando de mi cabello, paraba por unos segundos y cambiaba a mi culito, también de golpe, una vez más me penetraba, yo disfrutaba sus violentas embestidas, me dolía la cabeza, pues, jalaba de mi cabello con fuerza, no sentía mis nalgas de lo fuerte que las castigaba con sus manos, su pene yendo y viniendo dentro de mi se encargaba de equilibrar el dolor y el placer.
Me dio la vuelta, quedé acostada y frente a él que no perdió tiempo en volver a penetrarme esta vez por mi cuquita y empezó de nuevo el ritmo alocado, yo solo gemía, no podía hacer más que disfrutar lo que me hacía, era su muñeca y me traía y me llevaba a su ritmo y antojo, sin olvidar las obscenidades que me profería. Estuvo así durante un buen rato turnándose mi cuquita y culito y yo casi al borde del agotamiento de tanto placer y dolor.
Nos olvidamos de nuestro entorno y Diego parecía estar cerca de alcanzar un orgasmo, entonces miré hacia la puerta y no podía creer lo que estaba viendo.
Por un momento pensé que era mi imaginación jugándome sucio. No, no, no puede ser, pensé, pero Diego continuaba embistiéndome, incluso me abofeteó y me llamó puta.
No, no podía estarme pasando esto, tanto que me cuidé, tanto que me advertí a mí misma y a Diego.
—Diego, para —le dije en voz alta y entrecortada debido al ritmo violento de las embestidas de su pene en mi ...