Ni en sueños la imaginé mía
Fecha: 30/10/2022,
Categorías:
Infidelidad
Autor: suruminga, Fuente: CuentoRelatos
Decidido a no seguir estudios universitarios después de haber probado un año y medio, y las pocas posibilidades de trabajo que ofrecía el pueblo, aproveche la invitación de un hermano de mamá, José, para probar suerte en la ciudad, alojándome en su casa. Él tiene un puesto importante en la empresa del padre de su señora, Lucía. Mi tío, con 40 años y su esposa, una hermosa mujer, de 24. Llevan 3 de casados, previo noviazgo de 1.
Todo lo que me brindaban y la buena disposición con que lo hacían eran la motivación para ayudar al máximo en la casa. Y dado que José, por sus ocupaciones, estaba prácticamente todo el día fuera, me fui transformando en el acompañante habitual de Lucía en las compras, en el hogar, en el médico y hasta en algunas salidas al cine. Por eso es que alguna vez medio en serio, medio en broma, me dijo que yo parecía más marido que su marido. Si bien yo, Pablo soy dos años menor ella, aparento ser mayor. A que pudiera acompañarla contribuía el hecho de que los trabajos conseguidos eran reemplazos ocasionales y de corta duración.
En esos meses conocí a la familia de mi tía política con la cual me relacioné bien en un ambiente de cordialidad. Su papá Rubén con alrededor de 65 años, empresario en muy buena posición económica, su mamá Carla llegando a los 50, y su hermana Irene con 18. Mi tío y su suegro compartían dos pasiones, la pesca y los autos.
Un sábado, en que los padres de Lucía organizaban una fiesta en su domicilio, nosotros fuimos a media ...
... mañana para quedarnos todo el fin de semana, pues en esa casa sobran comodidades. La noche de la reunión estaba de espaldas a un grupo de hombres maduros que no conocía, cuando escucho a uno de ellos.
-“Mirá con qué cara de mal cogida viene esa putita. Parece buscando verga.”
Por supuesto busqué a quien se refería ese comentario. La que caminaba en nuestra dirección era mi tía política, que los saludó como conociéndolos, y fue a sentarse con otras señoras enfrente nuestro. Francamente la esposa de José estaba deslumbrante, con un vestido suelto, en tonos naranja, sostenido por dos tiras en los hombros, y con el ruedo apenas arriba de las rodillas. Ella puede darse el gusto de no esforzarse en su arreglo, simplemente debe cuidarse de no atenuar su natural belleza. Me doy vuelta para salir a fumar cuando escucho algo más.
- “Qué hermosa bombachita amarilla, y parece que no se depila pues nos labios no se marcan.”
En ese momento Lucía cerraba las piernas que habían estado levemente abiertas y al ver que salía vino conmigo a la terraza. Si bien no fuma, de vez en cuando le gusta dar una pitada. Encendí uno y nos sentamos en la escalera que baja al jardín.
- “Quienes son esos que saludaste?”
- “Trabajan en la empresa y son amigos de tu tío.”
- “Habría que felicitarlo por los amigos que tiene.”
- “Por qué?”
- “Cuando venías caminando hacia donde estaban, uno de ellos dijo ‘Mirá con qué cara de mal cogida viene esa putita, parece buscando verga’ y luego, ...