Una hora con Ana
Fecha: 10/11/2022,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Tonyzena67, Fuente: CuentoRelatos
Algunas veces hay chicas que me han sorprendido, algunas veces hay mujeres que realmente me han propuesto cosas que yo sé que no puedo conllevar. Cosas como follarme a una mujer mientras el marido observa o hacer un trío para hacer una doble penetración, definitivamente no me identifico con el sadomasoquismo o relaciones homosexuales, aunque esa potencial pareja tenga la sensualidad de una mujer. También he sorprendido a algunas cuantas, y eso es lo que experimentó Ana, la que llamaré así pues no recuerdo su verdadero nombre.
Había venido desde Guatemala a asistir a la quinceañera de su sobrina a la cual mi familia había sido invitada y aunque regularmente yo no asistía a este tipo de eventos con mi familia, ese día no recuerdo el porqué lo hice… la verdad no lo recuerdo.
Yo tenía unos 19 años y lo mío a esa edad era ir de fiesta en fiesta con mis amigos de mi edad, especialmente cuando disponía de una motocicleta nueva. Ana habrá tenido unos 28 años, de cabello ondulado y oscuro, sus ojos eran achinados de cejas recortadas en una línea angosta y simétrica, labios delgados, sonrisa muy alegre y una nariz pequeña y puntiaguda. Con su vestido rojo en un cuerpo esbelto con falda apenas por sobre su rodillas y tacones que la elevaban a unos 165 centímetros, se miraba verdaderamente sensual. Obviamente yo no sabía nada de ella, apenas ese día en ese convivio nos la habían presentado.
Cuando pasó todo ese protocolo de la quinceañera y comenzó el baile, fue ella la que me ...
... pidió que bailáramos pues Ana se sentaba en la mesa continua. La tomé de la mano y salimos a la pista de baile donde el primer segmento fue una ronda de algunas tres canciones al ritmo de merengue y cumbia. Minutos después y ya con más confianza me volvió a pedir a que bailáramos y quizá con aquel ajetreo y algún que otro coctel, se comenzó a quejar del calor y me pidió si la acompañaba afuera del salón a recobrar el aire. Salimos, pues verdaderamente hacía mucho calor y creo que ni mi madre ni mi hermana se dieron cuenta pues había mucha gente en la pista de baile.
Fue ahí que hicimos una breve plática y me dijo que llevaba un poco más de un año de casada y que su marido no había podido acompañarla por problemas de visado. Noté que estaba bajo la influencia de algunos tragos, aunque no estaba borracha, su plática era coherente, aunque vacilaba pronunciando algunas palabras. No sé por qué se me ocurrió decirle de una manera sugestiva y muy maliciosa de que era una lástima que estuviera casada, pues se me había cruzado por la mente invitarla a salir. No intuí que le molestaran mis palabras y fue también ella con su aptitud receptiva la que me animó a hacerle mi descabellada propuesta:
-¿Y qué tenías en mente, a donde pensabas invitarme a salir?
-Pues a algún lugar donde solo estemos tú y yo y ver qué es lo puede pasar.
-¿Y qué crees que pueda pasar?
-¡No sé! Lo que tú quieras que pase.
-Me regreso a mi país pasado mañana. Y Tony, ¿les hablas así a todas las ...