1. El gran huracán (Parte 2)


    Fecha: 08/12/2022, Categorías: Fantasías Eróticas Autor: SebastianYLN, Fuente: CuentoRelatos

    ... comenzaron a remenease como si bailaran a los compas de mi lengua. Metí mi dedo para palpar su cavidad en busca de su punto G. Mientras buscaba note que su contoneo aumentaba y su deseo por gritar amenazaba cada vez más. Seguí mi búsqueda hasta que la cavidad se hinchó. Había llegado al punto y lo usaría al máximo. Con mi boca en su clítoris y mis dedos penetrándola seguí hasta que ella explotó por segunda vez.
    
    Luego de esto me senté a su lado y ella rápidamente agarro mi miembro. Lo metió en su boca y comenzó a lamerlo buscando lubricarlo. Ella misma bajó mi pantalón hasta mis rodillas y quedo sentada sobre mi mirándome fijamente. Luego agarró mi erecto miembro y puso la cabeza de este en la entrada de su cavidad. Ella brincó al sentirla y se movía para que esta entrara con facilidad. Una vez entró por completa la agarré por sus caderas y comencé a penetrarla profundamente. Nuestros cuerpos se movían al unísono sin despegarse. Ella sentía toda mi humanidad y me lo hacía saber con susurros roncos al oído. Sus ojos ahora achinados me miraban en la oscuridad. Podía ver como se perdían de placer. Agarraba sus nalgas para apretarla con más fuerzas hacia mí. Nuestros alientos ya se juntaban entre besos y movimientos. Sus manos en mi pecho cada vez apretaban más en señal de su gozo. En un apretón final dejo escapar un gemido que se perdió por el estruendo de los ruidos externos. Había tenido otro orgasmo y las marcas de sus unas en mi pecho eran la evidencia.
    
    Sin tomar ...
    ... descanso ella se levantó y cambio de posición, esta vez se puso de rodillas en el sofá mirando hacia la pared. Para poder admirar aquel espectáculo encendí la linterna. La tenue luz me dejo admirar la hermosura de sus nalgas a plenitud. Lo ancho de sus caderas junto a la posición de perrito que había adoptado parecía aumentar considerable tamaño de sus nalgas. No pude evitar el arrodillarme frente a ellas para abrirlas y enterrar mi boca entre ellas. Mi boca se encargó de recorrer cada centímetro de aquella maravilla de paisaje. Su contoneo continuó y entre murmullos casi me rogó que la volviera a penetrar.
    
    Me puse de pie y terminé de quitarme el pantalón. Tome mi erecto miembro y la penetre con facilidad. Agarré sus caderas y comencé a atacarla con más fiereza que la de los vientos del huracán atacaban la isla. Su cuerpo me decía que le encantaba como lo hacía y eso causaba que mis más salvajes deseos se apoderaran de mí. Solté mi mano derecha de sus caderas y la agarre por el pelo entrelazando mis dedos en él. Con agarre firme continúe mi penetración hasta que el sonido de nuestros cuerpos aplaudiendo igualaba el sonido del viento que golpeaba las ventanas. En este momento no me importaba que me sorprendieran en el acto. Los golpes cada vez eran más sonoros y Juliana no pudo contener más sus ganas de gemir. Gimió fuerte y eso hacía que yo me esmerara más por darle placer. Era como si en ese momento quisiera que todos se enteraran que había cruzado finalmente esa línea. Mis ...