1. Mi vecina caliente


    Fecha: 09/12/2022, Categorías: Hetero Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... darme cuenta de que desde ahí no podía verme. Le contesté que sí. Me quede unos segundos pensando que hacer, mi cerebro intentando abrirse paso a través de la neblina del alcohol. Una parte de mi decía que ya era suficiente, no había que tentar a la suerte. Pero otra, más grande y probablemente provocada por el calentón, era de la opinión de que tenía que comprobar como de lejos podía llegar. Al final, le escribí, mientras con la otra mano empezaba a acariciarme el pene.
    
    - Quiero verte las tetas.
    
    De perdidos al río. De todas formas, pensé, si se niega al menos me quedaría el recuerdo de su tanga negro. Ella no respondió, se giró. De rodillas en la cama, comenzó a subirse la camiseta. Vi su abdomen desnudo, el tanga cubriendo su pubis. Por fin llego a los pechos. Los descubrió parcialmente, apretándolos, con una mano, no podía ver apenas nada. Con la otra mano comenzó a escribir:
    
    - ¿Quieres verlas?
    
    Asentí frenéticamente, yo también me había puesto de rodillas. La vi decir algo sonriendo, al instante me llego un audio. Lo escuche sin apartar la vista de ella, no quería perderme el momento.
    
    - Feliz cumpleaños.
    
    Mientras lo escuchaba se subió la camiseta del todo y me enseño sus magnificas tetas. Eran mejor de lo que había imaginado: grandes, redondas, perfectas. Tiro el móvil encima de la cama, parecía que ya no era necesario. La imité. Empezó a jugar con sus senos, los amasaba, los apretaba, los hacía botar, se pellizcaba los ...
    ... pezones…
    
    Yo no podía más, de un tirón, me baje los calzoncillos. Tenía una erección de caballo. Comencé a pajearme con fuerza. Ella se quitó la camiseta y se acercó a la ventana. Aquello me hizo parar. Yo también me acerqué a mi ventana.
    
    La vi pegarse a la ventana, sus tetas aplastadas contra el cristal. A continuación, Lamió dos de sus dedos y se los metió dos en la boca, lo cual casi me hizo correrme solo de imaginarme su lengua, húmeda y caliente alrededor de mí.
    
    Se metió la mano debajo del tanga, yo no podía ver lo que hacía pero se movía muy rápido. Yo no me quede atrás, movía mi mano arriba y abajo. La veía allí, a apenas tres metros de mí, tras dos cristales, con las tetas presionando sobre el cristal y masturbándose con tanta energía como yo. Estaba jadeando, porque se formaba un vaho cerca de su boca.
    
    Finalmente no pude más, me corrí sobre el cristal, mi semen se quedo allí, pegajoso. Una mancha blanca sobre el vidrio. Me había hecho muchas pajas, la gran mayoría en honor a mi vecina, pero nunca me había corrido así.
    
    Después de eso, prácticamente caí como un bloque en la cama. Desperté a la mañana siguiente sin saber si había sido real o me lo había imaginado todo. Corrí a ver los mensajes del teléfono y allí estaban. Mi corazón volvió a latir con fuerza mientras mi pene volvía reaccionar al recuerdo de la noche anterior. No recuerdo mucho de aquella mañana, solo limpiar todo antes de que mi madre volviera a casa y dormir para pasar la resaca. 
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